Nunca un patrocinio como el realizado con la Selección Española de Balonmano, flamante Campeona de Europa con el nombre de MELILLA en su camiseta, había resultado tan rentable Nunca un patrocinio como el realizado con la Selección Española de Balonmano había resultado tan rentable. La cantidad que ha desembolsado la Ciudad Autónoma para que el combinado nacional llevara el nombre MELILLA en su camiseta no ha querido ser desvelada hasta ahora por las autoridades pero, tal y como afirmó en su momento el consejero de Deporte Antonio Miranda, había salido "barato".
Si así, -no dudamos de la palabra de Miranda-, estaríamos ante uno de los mayores aciertos de los patrocinios que ha realizado Melilla en muchos años porque la selección nacional de balonmano, que no partía como favorita, finalmente se proclamó de forma brillante campeona de Europa.
Un hecho que sirvió para promocionar la ciudad ante millones de españoles que han visto durante estas últimas semanas los partidos del equipo nacional, de forma especial la final, que fue el programa más visto en su franja horaria, con más cuatro millones de televidentes.
Estos pudieron ver el triunfo de la selección española de balonmano en el Europeo de Croacia que representa algo más que una simple victoria, una histórica victoria, y confirma la validez de un estilo de juego que hace único al equipo español.
En un balonmano en el que el predominio físico es cada vez más agobiante, España apostó por una filosofía de juego en el que la inteligencia y la riqueza táctica priman sobre los kilos y centímetros.
Un estilo de juego que encarna como pocos el central Raúl Entrerríos, último representante, como él mismo es consciente, de un modelo de director obsesionado por facilitar el trabajo a sus compañeros, en contraposición con los robóticos centrales actuales, más preocupados por anotar que por dirigir.
Aunque si alguien ha representado en este Europeo la esencia de ese modelo propio del balonmano español es el lateral Eduardo Gurbindo, injustamente apartado del equipo ideal del torneo.
La falta de foco mediático ha impedido al navarro Gurbindo añadir a la medalla de oro algún galardón individual, pese a ser, indiscutiblemente, no sólo el jugador español que más ha brillado en el torneo, sino seguramente el mejor de todo el campeonato.
Pero Gurbindo no ha sido la única nota positiva a nivel individual en un equipo en el que, como le gusta recalcar al seleccionador, Jordi Ribera, en cada partido un jugador distinto puede ser la estrella, dada la versatilidad de todos los integrantes.
Y qué decir del portero Arpad Sterbik, pieza fundamental de España. De origen serbio, su poder de intimidación fue colosal.
Melilla, si se cumplen los pronósticos realizados por el consejero Antonio Miranda, podrá disfrutar de la presencia del combinado español de balonmano, el conjunto conocido como "Los Hispanos", al igual que recientemente hizo lo propio con "Las Guerreras", el equipo femenino que tan buen recuerdo dejaron durante su estancia en la ciudad.
El deporte, como se ha dicho muchas veces, es el mejor reclamo turístico para una ciudad como Melilla y lo ocurrido con el balonmano ahora y con otras disciplinas anteriormente y en el futuro, debe ser aprovechado como baza para dar a conocer Melilla y despertar ese interés por el resto de española en conocer nuestra ciudad.
