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In Memoriam

¡Siempre en nuestros corazones! A Fernando Belmonte Montalbán. Un periodista enamorado de su profesión, un melillense orgulloso de su Tierra

Fernando Belmonte Montalbán

Querido Fernando:
Dos años de tu inesperada partida hacia la Eternidad, al Olimpo de los Dioses, al Cielo de las Almas que vuelan libres. Te fuiste tan rápido que no pudimos decirte adiós, pero realmente, Amigo, me niego a hacerlo a día de hoy porque siento que no te has ido del todo, ni lo harás nunca. Tu prodigiosa mente no paraba un instante quieta, eran tantos tus proyectos, tus deseos de dar vida a aquello en lo que creías. Ideas a las que dar forma tangible que pudieran ser buenas para esta ciudad la misma que te vio nacer un 7 de septiembre. Un número que señaló tu destino, tu paso por este mundo terrenal en el que todos transitamos, en el que todos intentamos sobrevivir con distintas suertes. El destino a veces se muestra juguetón, incluso algo guasón con nosotros y en tu caso llegaste y te fuiste marcado por él.

Siete, el número del intelecto, del idealismo, de la sabiduría. También se dicen que: “Son personas amantes de la lectura, el estudio y las ansias por aprender. Tendentes a proyectar su vida en una esfera de idealismo y actividad intelectual. Habilidades para el análisis y la investigación y la inteligente búsqueda del conocimiento; mentalidad científica y con capacidad de inventiva; estudiosa, meditadora; de personalidad encantadora; amantes de la soledad y de la paz; perfeccionistas.”
Yo leo estas líneas y te veo reflejado en ellas. Además de tu humor sarcástico, a veces incomprendido e incomprensible para muchos. Me duele no haber empatizado antes contigo y haberlo hecho tarde, tan tarde que no nos dio tiempo a compartir más cosas. Me apena haberte tenido cerca y no empaparme de tus conocimientos, de esas ideas que te rondaban en la cabeza y de las que me hiciste partícipe poco antes de emprender tu último viaje.

Querido y admirado Fernando, ahora estoy aprendiendo a entenderte porque estoy subida al carro en el que tu estabas. Quizá pueda parecer una expresión un tanto burda, pero es verdad. Sabes que mi vida profesional ha dado un gran giro, un cambio por el que tu habías apostado hacía tiempo y yo no lo sabía. Tú confiabas más en mis posibilidades, en mis cualidades, que yo misma.

A día de hoy debo decir que te estoy inmensamente agradecida por creer en mícapacidad para seguir y conseguir tu sueño. Ello me da fuerzas para saltar todos los obstáculos presentes y futuros. Te aseguro que tu lucha no ha sido en vano.

En el Archivo Histórico Audiovisual te recordamos y añoramos. Cada rincón, cada cinta, cada idea nos lleva a ti. ¡Tú impronta está presente en él y vive en él! Desde la humildad trabajamos para que no muera, para que no quede relegado a un simple almacén de sueños rotos. ¡Tu Archivo es mucho más que eso!.

Cuando leo tus proyectos siento como si te tuviera frente a mí y fueses Tú mismo quien lo está exponiendo. ¡Qué pronto fue tu partida Fernando! Pero tristemente es algo irremediable. Tu familia y seres queridos te añoran e intentan aprender a vivir con tu vacío, como el que dejáis aquellos que ocupasteis un lugar importante en la vida de otro. En tu caso somos muchos los que te recordamos y siempre lo haremos.

Hoy es un día de triste recuerdo, por eso intento que vuelvan al presente las imágenes tuyas que guardo y me hacen reir. Tus comentarios socarrones, tus frases rebuscadas sobre las gentes que aparecían en los visionados de cintas con las que trabajabais en el Hospital del Rey. Yo lo compartía con vosotros durante brevísimos instantes cuando bajaba a los depósitos de documentación y pasaba a saludaros. Entonces volvíamos a la Melilla de otras décadas anteriores. Era como ver un documental de la ciudad aderezado con tus comentarios. ¡Qué buenos recuerdos!
Sabes que lucharemos porque tus proyectos, tus deseos sean una REALIDAD, y además así, en mayúsculas. Tú querías algo bueno y positivo para Melilla y así será. Nosotros, tus compañeros del Archivo Histórico Audiovisual y otras personas que también creían en ti, intentaremos seguir la ruta que dejaste marcada. Queremos que te sientas orgulloso y satisfecho de nuestro trabajo que es una prolongación del tuyo.

Querido Fernando, como ves he tenido en cuenta tus consejos, he dejado un poco ese tema al que tantas veces me hacías alusión para dedicarme al mundo de la imagen, tu gran pasión. Gracias y mil veces gracias por tus palabras que en su momento no supe entender pero que hoy tienen pleno sentido para mí.

Hoy, 7 de diciembre he querido expresar públicamente mis sentimientos y pensamientos hacia ti; los demás días del año lo hago en lo más profundo de mi corazón donde siempre tendrás un lugar privilegiado. Te lanzo un beso al Cielo de cariño y agradecimiento. Estoy segura que ya lo has recibido con esa sonrisa irónica que tanto te caracterizaba.
¡Hasta siempre Amigo y Maestro!

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