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Pasos hacia una movilidad sostenible

Melilla va dando pequeños pasos en un camino lento, pero seguro, hacia la movilidad urbana sostenible. Es cierto que aún vemos día a día una enorme dependencia del vehículo particular, pero en las últimas semanas estamos viendo muestras de que esta ciudad quiere avanzar hacia una forma de desplazamiento más sostenible, respetuosa con el Medio Ambiente y la salud de todos Melilla va dando pequeños pasos en un camino lento, pero seguro, hacia la movilidad urbana sostenible. Es cierto que aún vemos día a día una enorme dependencia del vehículo particular y el parque móvil de esta ciudad es, probablemente, uno de los más grandes, en números relativos, en comparación con los de otras provincias del país. Una circunstancia que se agudiza al sumar la entrada de miles de vehículos cada día procedentes del país vecino por nuestros pasos fronterizos. Pero también es verdad que en las últimas semanas estamos viendo muestras de que Melilla quiere avanzar hacia una forma de desplazamiento más sostenible, respetuosa con el Medio Ambiente y la salud de todos.
Ayer, por ejemplo, se puso la primera piedra de dos nuevos caminos escolares en los colegios Reyes Católicos y La Salle «El Carmen», que se suman a los que ya están en construcción en los colegios Enrique Soler e Hipódromo, mejorando así unos itinerarios que cada vez más escolares melillenses han ido haciendo de forma natural con sus pasos en los últimos años. Estos cuatro centros de Educación Infantil y Primaria que ya han sido sí a los caminos escolares, lo que supone una cuarta parte del total, aunque todo apunta a que ese porcentaje pronto será mayor porque hay otros colegios donde están a punto de dar el paso de sumarse a esta red, como son el Anselmo Pardo, el León Solá y el Juan Caro.
Además de los caminos escolares, también hay otras muestras de que Melilla apuesta cada vez más por una movilidad sostenible. La semana pasada se puso en marcha el proyecto Kiss and Go, que consiste en un apeadero rápido para aquellos alumnos del Enrique Soler que no pueden ir andando al colegio por diversas circunstancias y no tienen más remedio que recurrir al coche, sin causar las retenciones de tráfico que se suelen vivir, por desgracia, en los entornos escolares a la hora de la entrada y la salida de los niños al colegio. Otros centros también se están sumando a esta corriente de la movilidad respetuosa con los demás con otras iniciativas, como por ejemplo, el CEIP Real, donde se ha anunciado la próxima instalación de aparcamientos para bicicletas.
En definitiva, como decíamos al inicio de este Editorial, el camino es lento, pero seguro, que es lo que interesa para que llegue, como todos queremos, a buen puerto. Para ello, la concienciación es el ingrediente fundamental, y empezar a trabajarla desde edades tempranas es garantía de éxito en el objetivo marcado para un futuro a medio y largo plazo.

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