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Cifras negativas

La caída de los tráficos puede conllevar una pérdida de las líneas, como ya sucedió en el transporte aéreo, si éstas no resultan rentables, ya que sólo dos de nuestras líneas marítimas tienen garantizada su operatividad y condiciones por contrato de servicio público Hace cerca de un mes decíamos que la bajada de pasajeros en el transporte aéreo durante el año pasado se veía venir por la supresión en enero de 2017 de las líneas que conectaban Melilla con Granada y Almería. Y apuntábamos entonces que cabía suponer que también se hubiera experimentado la misma tendencia a la baja en el transporte marítimo, ya que aunque en este caso no ha habido pérdida de líneas, hay que recordar que en la Operación Paso del Estrecho (OPE) nuestro puerto sufrió una considerable sangría de pasajeros a favor del vecino puerto de Nador. Ayer la suposición que hacíamos entonces desde estas líneas se confirmó con los datos oficiales que facilitó la Autoridad Portuaria sobre el tráfico marítimo del año pasado.
De acuerdo con estos datos, el puerto acumuló de enero a diciembre del año pasado 833.885, sufriendo una caída del 6,2%. Y en cuanto a vehículos, fueron 151.743, un 7,9% menos. Se frena así una tendencia al alza que había cosechado nuestro puerto en los últimos años desde que a principios de esta década llegó la competencia de manos con la implantación de la línea de Motril. Una competencia que se reforzó aún más en verano de 2016 con la llegada de una tercera compañía en las líneas marítimas que conectan Melilla con la península, dando lugar a una de las mejores épocas para nuestro transporte marítimo tanto en cantidad como en calidad, ya que en nuestro puerto tenemos desde entonces más conexiones que nunca y han llegado a estar cubiertas por los mejores barcos de las tres compañías operadoras.
Los datos de 2017 merecen una reflexión, ya que Melilla tiene fuentes de riqueza bastante limitadas. La base de nuestra economía se encuentra en el comercio, sumido en una crisis eterna, que además se nutre directamente de la actividad que genera el puerto de Melilla tanto en el capítulo de los pasajeros que vienen en forma de turistas o visitantes como en el movimiento de mercancías.
En ambos apartados, el puerto de Melilla tiene un duro competidor en el puerto de la ciudad vecina de Nador, que en la Operación Paso del Estrecho del año pasado creció de forma espectacular, mientras que el nuestro perdió cerca de una quinta parte de los pasajeros que movió el año anterior. Esto, lógicamente, supone una pérdida económica y de negocio importante que nuestra ciudad no se puede permitir frente a su rival más directo.
Es necesario buscar una solución para que el puerto de Melilla no deje de ser competitivo frente al de Nador, si no queremos que el futuro de nuestra ciudad tenga un panorama cada vez más negro y nuestros transportes, tan importantes para Melilla desde el punto de vista social y económico, se vean debilitados frente a nuestros competidores. No hay que olvidar que la caída de los tráficos puede conllevar una pérdida de las líneas, como ya sucedió en el transporte aéreo, si éstas no resultan rentables, ya que sólo dos de nuestras líneas marítimas tienen garantizada su operatividad y condiciones por contrato de servicio público. Si eso ocurriera, sería un enorme paso atrás para el puerto de Melilla, algo que hay que evitar a toda costa.

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