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El Candil

Cosas del Café…

No sé porqué, desperté de un ensimismamiento espontáneo, de esos que no sabes lo que deducías, cerebro en blanco, y repentinamente te viene al cerebro… ¡la trastada!. No la manada. Ahora bien, sin que uno ose personalizar para no caer en aquello del "difama que algo queda", aunque haya quien aplique la respuesta de el dicho árabe, de "espera hasta que veas el cadáver de tu enemigo pasar". Que no es otra cosa que entender que, si no puedes con la difamación por su entramado, espera que pase el tiempo; por supuesto que yo no quiero ser el cadáver.
Por ello, no es mi intención semejante causa, ni señalar con el dedo ¡no!, la intención es el apartado social en que se funda el comentario, siempre, bajo la órbita de la sorna o gracieta. Así que si usted se da por aludido, le pido por favor lo tome con ironía. Incluso con la de un Rufián.

Ante todo, quiero comentar que el café que tomo en Melilla hoy no sabe a café, sabe a madera, o sea insípido quemado o lo que es lo mismo, que ni siquiera llega a achicoria y malta, llegando a través de la memoria, sin más historietas, aquél sabor de postguerra que como otros muchos olores y sabores históricos, eran de mayor ecología que lo actual -tengan en cuenta que aquel pan de antaño, era de por sí "integral" y no teníamos que pagar 5 ctmos más por barrita- en una palabra era ¡más integro!. Y el chorizo, era chorizo, pero de verdad ¡claramente!, el cual se curtía y bien, colgado al aire de la serranía al sol y sombra. ¿O se han olvidado del de Cantimpalo? Tan necesario para degustar una buena reunión social, con un buen vino de Pesquera, para satisfacer la limpieza del esófago del pueblo. Y para terminar, hacerlo con un buen… CAFÉ.

No sé, si es que café de antaño era de 25 gramos, y que el de ahora es solo de 10, o que hay escasez de tan buen producto y entonces se le comprime al máximo. También puede que antes, las cafeteras eran a vapor constante y hoy es por alta hidrocompresión. De cualquier manera hoy el CAFÉ no huele, también es verdad que por estar descafeinado o eliminada la cafeína, se le ha extraído la esencia.

Por un lado, quizá es mejor, para que no se nos altere el esófago a la vista de tanto chorizo revenido o mal curtido que, solo sirve para engrasar excesivamente la maquinaria humana y llenarla de LDL (colesterol malo) a tanto Rufián que se pone morado, si al menos se pusiera rojo. Luego dirán…

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