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Columna sanitaria

“Me va a estallar la cabeza”

Hoy vamos a tratar, queridos lectores, un proceso relativamente frecuente y como se deduce del título no es otro que la Jaqueca, también conocida como Migraña y Hemicránea. En el S. V a C ya Hipócrates describió un dolor de cabeza con aura acompañante que bien pudo ser una Jaqueca. Sin embargo la primera descripción detallada de esta enfermedad se la debemos al médico Areteo de Capadocia en el S. II a C. Vemos, pues, lo antigua que es esta enfermedad tan molesta.
La Jaqueca es un motivo muy frecuente de consulta ya que entre el 10-15 % de la población la padece. Es más frecuente en mujeres (2-4 veces más que en hombres). Suele aparecer en la niñez o adolescencia y el 80 % de los pacientes padecen el primer episodio antes de cumplir los 30 años de edad. La frecuencia de los episodios oscila entre un episodio cada varios meses y cuatro episodios al mes.

Existen una serie de Factores Desencadenantes de los ataques, a saber:

  • Alimenticios. Quesos, algunas frutas, chocolate, café, alcohol (sobre todo el vino tinto)
  • Cambios en el patrón del sueño. Dormir más o menos horas de las necesarias. Son más frecuentes, estos cambios, en sábados y domingos (cefalea de fin de semana)
  • Hábitos de vida. Desórdenes en horarios, comidas, descanso
  • Psicológicos. Estrés, ansiedad, impactos emocionales
  • Ciclo menstrual. Días previos a la menstruación
  • Cambios atmosféricos. Viento intenso, cambios bruscos de la presión atmosférica

El síntoma estrella es el DOLOR de cabeza (cefalea). En los días previos a la aparición del dolor aparecen unos síntomas vagos, imprecisos, pero que muchos enfermos identifican como previos al estallido de dolor y consisten en cambios de humor, bostezos, retención de líquidos, avidez por ciertos alimentos como el azúcar. En un tercio de casos el dolor se precede, desde unos minutos a una o dos horas de sintomatología neurológica focal que recibe el nombre de Aura, siendo la más frecuente la visual (destellos, puntos luminosos, manchas negras o amaurosis-ceguera fugaz). A cualquier edad, pero sobre todo en niños, pude aparecer el aura solamente, sin dolor. Es un dolor que en el 50 % de los casos afecta a la mitad del cráneo y de la cara (Hemicránea) y en otros casos puede ser bilateral. Se puede percibir como pulsátil o bien de tipo sordo u opresivo, moderado o intenso y empeora con el ejercicio y con los cambios de postura. Se suele acompañar de náuseas y menos veces de vómitos. Durante las crisis los enfermos suelen quejarse de fotofobia y sonofobia (molestias provocadas por la luz y los ruidos).

La Prevención es muy importante como en la gran mayoría de las enfermedades. Hay factores, como el estrés, los cambios atmosféricos y la menstruación, que son inevitables, pero en los demás se puede hacer bastante, como abstenerse de alimentos desencadenantes, regularización de hábitos de vida, evitar cambios bruscos en la rutina diaria. A pesar de estas medidas, en la mayoría de los casos se precisa de un Tratamiento Médico que para los casos leves consistirá en analgésicos tipo Paracetamol o Aspirina y los más intensos y duraderos requerirán AINES como el Naproxeno. Conviene que el tratamiento se inicie en el momento que el enfermo nota los primeros síntomas o el Aura, para yugular cuanto antes la crisis, ya que él mismo conoce con mucha fiabilidad el posible comienzo, puesto que se trata de un tipo de cefalea bastante limitante. En los casos crónicos están indicados los Ergotamínicos. Durante la crisis es muy útil el reposo en cama, sin cambios de postura y con la habitación a oscuras y sin ruidos.

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