La Fiscalía reclamó un año de prisión para el hombre acusado por el presunto delito de maltrato ocasional hacia su expareja. La perjudicada, sin embargo, rogó al magistrado que no condenase al padre de sus hijos con la cárcel, ya que el episodio de violencia supuestamente tuvo lugar cuando el procesado se encontraba bajo la influencia de distintas sustancias estupefacientes, después de haber pasado días consumiendo alcohol y cocaína. En este sentido, insistió en que el hombre lleva cinco meses rehabilitándose y es «una bellísima persona». Una mujer rogó ayer al magistrado del Juzgado de lo Penal nº 1 para que no condenara a su expareja y presunto maltratador a una pena de cárcel. Al procesado, para el que el Ministerio Fiscal reclama un año de prisión, se le acusa por un supuesto delito de maltrato ocasional y la falta de injurias.
Los hechos que ayer se abordaron en el Juzgado de lo Penal nº 1 de Melilla habrían tenido lugar el 21 de febrero de 2015. Según se denunció, aquel día el acusado agredió física y verbalmente a su mujer en el lavadero de coches del que era propietario. En la querella se recogía que la víctima recibió una bofetada en la cara, un puñetazo en el ojo y un golpe en la frente, además de varios insultos.
No obstante, el procesado explicó que este episodio de violencia, del que afirma que «no recuerdo nada», se habría producido tras un «consumo brutal» de cocaína y alcohol.
Según su versión de los hechos, el día de los hechos regresó a Melilla después de pasar cuatro días de excesos en el Hotel Torrequebrada, famoso por su casino. «Ese día no era dueño ni de mis actos ni de nada», aseguró el hombre. Según afirmó, desde que perdió a su familia y su negocio comenzó a rehabilitarse.
Un padre para los hijos
«Actualmente no tomo drogas, soy deportista, buen trabajador, buen padre, una buena persona. Me encuentro en fase de reinserción», apuntó ante el juez, al que pidió que fuera benevolente a la hora de dictar la sentencia.
La mujer y perjudicada, por su parte, se acogió a su derecho de no responder a ninguna pregunta, aunque sí quiso manifestar que «el problema de mi matrimonio había sido el consumo excesivo». Aseguró que, en condiciones normales, su expareja es «una bellísima persona».
En esta línea, pidió directamente al magistrado que no mandara a su presunto maltratador a la cárcel, ya que quería «darle la oportunidad a mis hijos de tener un padre».
En este sentido, incidió en que el procesado lleva cinco meses recibiendo terapia en un centro de desintoxicación. «Ahora se encuentra bien. Si va a la cárcel mis hijos se quedarán sin padre», insistió.
Tras escuchar las declaraciones, el juez declaró que el caso quedaba visto para sentencia.
