En los alrededores de nuestra ciudad se congregan cientos de menores que tratan de aprovechar cualquier oportunidad para acceder a Melilla como primer paso de un camino que les lleve a la península. En su empeño por alcanzar nuestra ciudad, o por abandonarla en dirección a la península, estos jóvenes -muchos rondan la mayoría de edad- arriesgan su integridad física y sus vidas tratando de colarse en camiones o saltando a ferris en movimiento. Algunos de los que ya han llegado a Melilla -más de 600 – todavía tratan de llegar a la península, y malviven en las inmediaciones del Puerto, principalmente en la escollera, a la espera del siguiente “risky”. Cientos de menores de edad aguardan, al otro lado de la frontera, la más mínima oportunidad para acceder a nuestra ciudad.
Para llegar a Melilla, estos jóvenes llevan a cabo prácticas de alto riesgo, como introducirse entre las mercancías o en los bajos de los camiones, o tratar de abordar barcos, como pudimos ver en el vídeo que se viralizó hace unos días, en el que se apreciaba cómo un joven impactaba con el casco de un ferri al tratar de abordarlo cuando salía del puerto marroquí de Beni Enzar.
Pero a pesar de que el objetivo inicial de estos chicos sea alcanzar Melilla, para ellos nuestra ciudad es sólo el primer obstáculo; el puerto de Melilla es, una vez entran en la ciudad, un trampolín para llegar a la península, donde esperan encontrar el sueño de una vida mejor, sueño por el cual no tienen reparo en poner en juego su integridad física o sus vidas.
De todo Marruecos
La gran mayoría de los jóvenes que tratan de cruzar a Melilla son rifeños, y aunque muchos llegan desde Oujda, Fez u otras poblaciones relativamente próximas, también los hay que cruzan todo Marruecos para alcanzar nuestra frontera, como los que llegan desde Casablanca, a más de 600 kilómetros de distancia.
Los menores, que alcanzan la ciudad -pasando a estar bajo la tutela de la Administración y adquiriendo tras su llegada el estatus de Menores Extranjeros No Acompañados, o MENA- que están cifrados a día de hoy en un total de más de 600, muchos de los cuáles rozan la mayoría de edad, cuando no la superan.
De estos más de 600 menores extranjeros que se encuentran actualmente en la ciudad, se calcula que en torno al 10% vive en la calle, especialmente en las inmediaciones de las instalaciones portuarias (en la escollera, por ejemplo), a las que acceden para tratar de dar el siguiente paso en su ruta, accediendo un ferri en dirección a la península como polizones.
