El pasado 6 de febrero se conmemoraba el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, y un año más son muchas las niñas han sufrido una de las peores violencias que se ejerce contra las mujeres. Niñas que van desde la lactancia hasta la adolescencia, a quienes se les extirpa o se les raspa la zona genital. La OMS calcula que unos 200 millones de niñas y mujeres vivas han sido víctimas de esta violencia. Cada año, tres millones más se encuentran en situación de riesgo de sufrirla.
La geografía del horror se extiende por África, Oriente Medio y Asia, pero también por aquellos países a los que han migrado poblaciones que practican la MGF. Se calcula que en Europa hay unas 500.000 mujeres que han sufrido la MGF, y que cada año unas 180.000 están en riego de sufrirla. Sin embargo, sólo existen leyes específicas en su contra en Suecia y Gran Bretaña. En el Estado Español, sólo en algunos territorios existen programas de prevención y detección de riesgo para las niñas cuyas familias proceden de esas sociedades.
La MGF no tiene ninguna justificación médica, ni tampoco religiosa. Se practica en ámbitos cristianos, musulmanes y animistas. Las presuntas razones que amparan esta "tradición" van desde la necesidad de la aceptación social, de no ser diferente, hasta forzar a la mujer a tener una conducta sexual "aceptable": virgen hasta el matrimonio, fiel después de él. La MGF es una forma extrema de violencia que ejerce la sociedad patriarcal para someter a las mujeres. Mujeres que, no lo olvidemos, sufren toda su vida las consecuencias físicas y psíquicas de la mutilación.
SATE-STEs, junto con la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical lucha contra todas las formas de violencia y discriminación contra las mujeres y por eso, con motivo del Día Internacional por la Tolerancia Cero con la MGF, quiso unirse a todas las voces que reivindican su abolición total.
