El decano fue ayer un auténtico vendaval frente a un Levitec Huesca incapaz de frenar a un enrachado rival, que encadenó su sexta victoria consecutiva y que se ha situado segundo de forma provisional, a la espera de que el C.B. Prat juegue hoy. El resultado final lo dice todo: 92-48. El Melilla Baloncesto fue ayer un auténtico vendaval frente a un Levitec Huesca incapaz de frenar a un enrachado rival, que encadenó su sexta victoria consecutiva y que se ha situado segundo de forma provisional, a la espera de que el C.B. Prat juegue hoy. El resultado final lo dice todo: 92-48.
Los melillenses mostraron su superioridad prácticamente desde el salto inicial, con una fulgurante salida de 8-0, merced a los puntos de Pablo Almazán (3), Fran Guerra (3) y Javi Lucas. La primera canasta de los oscenses no llegó hasta pasados cuatro minutos por mediación de Pablo Pérez.
Los de Alejandro Alcoba, merced a una excelente defensa y a un gran acierto en los lanzamientos de campo, especialmente desde la línea de tres puntos, fueron siempre por delante en el marcador, aumentando sus diferencias con el paso de los minutos. Así, la máxima la estableció en once puntos el pívot canario Fran Guerra, a escasamente un minuto del final del primer cuarto (22-11). Este asalto concluiría con una última canasta del visitante Carles Marzo.
En el segundo acto, los azulones fueron una auténtica apisonadora, no dando ninguna opción al equipo oscense, que intentaba mantenerse a flote con la aportación ofensiva de Mikel Motos y de Adekoya, aunque ciertamente resultó insuficiente ante la avalancha local. No en vano, el decano terminó rompiendo el encuentro, pese a los intentos del técnico aragonés por cortar la sangría, con tiempos muertos y realizando continuas rotaciones.
De este modo, los melillenses gozarían de una máxima de 23 puntos (42-19), tras un triple de Diego Kapelan, a poco más de dos minutos de llegarse al intermedio. Dani Rodríguez había abierto estos segundos diez minutos con un lanzamiento convertido desde más allá de la línea de 6’75 y lo cerró también con un tiro en suspensión, marchándose los equipos al intermedio con un contundente 44-22 en el electrónico. El parcial de 22-9 no dejó lugar a la duda de lo que había sucedido en el segundo periodo sobre la cancha del Pabellón Javier Imbroda.
Tras el paso por los vestuarios, los jugadores del Melilla Baloncesto continuaron siendo un ciclón, no bajando un ápice su intensidad tanto en defensa como en ataque. Miki Servera inauguró el tercer cuarto con cuatro puntos consecutivos. Esto fue el preludio del severo castigo que le iban a infligir los de Alejandro Alcoba a los de Guillermo Arenas, llegando a firmar un parcial en siete minutos de 21-2, con lo que la ventaja de los locales superaba la cuarentena de puntos (65-24). Al término de este cuarto la renta de los azulones sería de 43 puntos (71-28), con un triple en los últimos segundos de Edu Durán. Como anécdota, Albert Fontet fue el autor de las únicas tres canastas de su equipo.
En el cuarto definitivo, ya con todo decidido, la única incógnita que quedaba por resolver era saber por cuantos puntos ganarían los melillenses. Al final, los locales lo harían por 44 (92-48), aunque la máxima del encuentro quedó establecida en 47 (90-43), después de un lanzamiento de tres anotado por Mamadou Samb. La renta se repetiría en los últimos segundos (92-45), aunque un triple justo sobre la bocina de Sergio Rodríguez redujo la misma a la consabida de 44.
Los de Alejandro Alcoba, pese, y como es lógico, a que bajaron un poco su ritmo también acabaron llevándose el cuarto de los parciales por un ajustado 21-20.
