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Ventana sindical

¿Todo por la educación? Pero, eso sí, sin los educadores

El Sr. Ministro de Educación ha honrado a Melilla -a la ciudad o, más bien, a aquellos ámbitos que comulgan con sus políticas- con una visita relámpago para interesarse -parece ser- por la problemática de la educación en nuestra ciudad. Esta visita, que debería ser una buena noticia para la solución a los muchos problemas que nos aquejan, podría quedar en una mera anécdota cuyo pobre y triste balance se limitaría a repetir por boca del Sr. Ministro el mantra de la agilización de la construcción del nuevo centro de Gabriel de Morales con el que desde hace algún tiempo martillean nuestros oídos y al anuncio de la construcción de 8 aulas prefabricadas más, tan necesarias como insuficientes.
Pero algunas afirmaciones del Sr. Ministro han elevado el rango de la visita de lo meramente anecdótico a lo casi ofensivo, pues SATE-STEs considera inaceptable que el Sr. Ministro se haya dedicado a enmendarle la plana al Consejo Escolar del Estado -un órgano en el que están representados todos los actores sociales y de la propia educación- poniendo en duda sus afirmaciones y dictámenes sin siquiera haber tomado el pulso del día a día de nuestros centros y sus extremadamente saturadas aulas. Además, para el colectivo docente no ha sido sino una muestra más de la actitud de menosprecio continuada que el Ministerio dispensa a quienes con su esfuerzo -a menudo más allá del cumplimiento del deber-sacan adelante y mantienen en funcionamiento un sistema que hace aguas por las incontables grietas abiertas por una política más aparentemente preocupada que ocupada en dotarlo de los medios que necesita para estar a la altura de los países en los que pretendemos encuadrarnos. Para SATE-STEs es intolerable que el máximo responsable de la educación en Melilla se permita hacer suya la afirmación de no sabemos quién de que respecto al cupo en Melilla "estamos muy bien", cuando no ha visitado centro ni aula alguna y, además, con datos del propio Ministerio, en Melilla faltan unos 200 docentes en la enseñanza pública para igualar la ratio media alumno/profesor del Estado y la brecha crece año tras año. Es tan descorazonador como indignante que, además, los responsables educativos de la ciudad, como afirma en sus declaraciones, no le hayan pedido aumento de cupo alguno a pesar de estar las aulas como están.

El Sr. Ministro, como ya hicieron otros altos responsables del Ministerio que con anterioridad nos honraron con sus fugaces visitas, no ha tenido el decoro ni la actitud responsable de dedicar unos minutos de su visita a los representantes del colectivo que se bate el cobre día a día para que la maquinaria de su ámbito de responsabilidad marche a pesar de los flagrantes incumplimientos de la ley respecto al número de alumnos por aula, el mayor del Estado como denunció el Consejo Escolar del Estado a instancias de SATE-STEs; a pesar de que es el colectivo que más directamente -junto con el alumnado- sufre estas ratios, sufre porque trabaja en unas condiciones que a menudo hace de la gratificante labor de enseñar un verdadero sufrimiento; a pesar del reiterado incumplimiento de la Administración de sus compromisos y obligaciones en materia de construcción de nuevos centros; a pesar del maltrato al que se somete al colectivo docente con una mayor carga lectiva en aulas saturadas y una sobrecarga de burocracia que, más que ayudar a mejorar la educación, constituye una rémora para el trabajo diario con el alumnado, que, en definitiva, es el que realmente contribuye a una mejora de la educación; a pesar de …El Sr. Ministro ha hecho caso omiso y ha dado una descortés callada por respuesta a las peticiones de los sindicatos de educación de la Ciudad y de la Junta de Personal Docente no Universitario -el legítimo órgano de representación del colectivo- para reunirse con ellos y conocer de primera mano los males que nos aquejan y las reivindicaciones de quienes constituyen el principal activo de su área de gestión, los maestros y maestras, los profesores y profesoras, los docentes. Una vez más, en esta ocasión de la mano de su máximo responsable, el Ministerio ha menospreciado al colectivo docente. Una muestra más de la, con demasiada frecuencia, actitud ilustradamente despótica a la que nos tiene habituados. Muy ilustrada, pero despótica. Todo por la educación, pero sin los educadores.

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