La cabalga de carnaval se ha convertido, detrás de la multitudinaria de Reyes Magos, en el segundo evento más multitudinario que organiza la Ciudad Autónoma. Es más, le va a la zaga. De hecho ayer ni las gélidas temperaturas después de una semana marcada por las lluvias y el granizo, los melillenses se echaron a la calle, muy arropados, para seguir el desarrollo de una actividad en la que tomaron parte más de nueve carrozas, once pasacalles y distintos elementos móviles, todo ello arropado por música y ritmos para todos los gustos. El viceconsejero de Festejos, Francisco Díaz, destacó ayer que además de los de decenas de melillenses que participaron dentro de la cabalgata con sus disfraces, entre el público presente también grandes y pequeños lucían máscaras o trajes completos. Lo destacable de esta magnífica cabalgata repleta de contenidos, fue que se desarrolló sin incidentes, como reconoció el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González en TVM.
Pasadas las nueve y media de la noche se llevaba a cabo la quema de la sardina con la que se ponía ayer el punto y final a una cabalgata de carnaval tomada por los pasacalles locales y las decenas de melillenses ataviados para la ocasión con disfraces originales y divertidos.
Desarrollo
La cabalgata ocupó una superficie lineal de más de 300 metros y aunque pecó de cierta lentitud en su desarrollo, esto no fue motivo de deslucimiento, sino todo lo contrario. Sin lugar a dudas, los pasacalles se convirtieron en protagonistas de esta fiesta callejera, tanto por su número, como por las coreografías y lo atractivo de sus trajes. Se estima que más de 400 personas tomaron parte en la actividad como figurantes.
No faltó tampoco la música a lo largo de todo el recorrido, contribuyendo sin duda a animar la fría noche. En cuanto a los disfraces, en la cabalgata pudieron verse los magníficos trabajos que este año han concurrido a los certámenes tanto de adultos como infantiles, así como la originalidad y buen humor de los melillenses.
La seguridad fue también otra nota a destacar de la planificación de este año, no sólo por el vallado que recurrió toda la Avenida evitando que los transeúntes pudieran ser atropellados por las carrozas, sino también por los custodios, personas encargadas de proteger el desarrollo de cada batea y carromato. Estos gestos, sumados a la importante presencia policial, hicieron posible que la cabalgata se desarrollara sin incidentes, según se apunta desde la Ciudad Autónoma.
En cuanto al contenido, este año se apostó por lo visual, con carrozas muy originales confeccionadas todas en Melilla. Con la quema de la sardina, rodeada de las plañideras y alborotadoras viudas, se cerró ayer el Carnaval de Melilla hasta su próxima edición. En esta ocasión el encargado del encendido de la desafortunada figura icónica de las fiestas carnavaleras fue el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo de visita en Melilla. El responsable de la cartera de Educación, deseó a los melillenses que disfruten de estas fiestas de forma intensa.
