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Carta Abierta

Contra la promoción de islamófobos Carta abierta a la Asociación Mem Guímel

Foto con la que ilustra Raad Salam uno de sus artículos titulado 'El Islam es el único culpable de todo el mal en el mundo hoy día'

Este pasado miércoles día 14 asistí a una singular conferencia organizada por la Asociación Mem Guímel de Melilla, celebrada en el Casino Militar. La conferencia, intitulada “¿Por qué debemos interesarnos en el judaísmo?” fue pronunciada por un destacado islamófobo, muy conocido en los escenarios más radicales donde diseminan el discurso del odio y de rechazo frontal al Islam y los musulmanes. Este personaje se llama Raad Salam Naaman. Burdo hipócrita de verbo hueco y enfermiza obsesión por el auto bombo. Parte de los treinta y cinco minutos exactos que duró la “conferencia” –visto y no visto– fue para ensalzar su desbocado ego y enredarse en juicios de valor y peregrinas teorías. La verdad es que “para ese viaje, no se necesitan alforjas”.
Sin embargo, llueve sobre mojado. Antes fue Alfonso Rojo, Federico Jiménez Losantos, Serafín Fanjul, etc., etc. Empieza a ser una fea costumbre, metódicamente ejecutada en esta castigada ciudad, tanto desde instancias del gobierno del PP local como, en este caso, por la referida Asociación Mem Guímel el ‘obsequiarnos’, esporádicamente, con “distinguidos” conferenciantes cuya característica, entre otras, es la del odio visceral al Islam. Bien es verdad que el verbo hipócrita, cínico y en ocasiones paternalista desarrollado en la referida “conferencia” evidenciaba claramente la ejecución paciente de un guión preestablecido y claramente impuesto por los organizadores del evento. De lo contrario no se puede entender el doble discurso del ‘insigne’ conferenciante: la argumentación benigna aquí planteada en Melilla, anodina y contradictoria, aunque a través de su supuesta biografía, dramatizada a su gusto e interés, nos dejaba entrever claramente que convivir con los musulmanes es un considerable riesgo o un imposible. Y por otra parte, el discurso con el que verdaderamente suele disparar, de odio hacia el Islam. Véase como muestra el siguiente enlace https://youtu.be/bQOoA7i_tiY –en YouTube hay muchísimos más y decenas de artículos nauseabundos de este personaje en internet– cuyo contenido es uno de los tantos programas televisivos de “El gato al agua” en los que participaba el tal Raad Salam con la sola finalidad de arrojar toda clase de escupitajos y basuras contra el Islam. Valiéndose de un ejemplar del Corán y manipulando antojadizamente versículos y aleyas del libro Sagrado, su finalidad es la de criminalizar el Islam y por ende extender la sospecha a los cientos de millones de fieles musulmanes existentes en el mundo.
¿Es creíble que tanta torpeza de modo tan atropellada e insistente, se puedan originar sólo por desconocimiento, por ignorancia? ¿Alguien puede invitar a un conferenciante sin antes haber indagado sobre su vida y obra y extremar las mínimas precauciones? Dicho de otro modo, ¿cómo reaccionaría la comunidad judía melillense si alguna asociación o institución de la Ciudad Autónoma invitara como ponente a un destacado neonazi, aunque sólo viniese a Melilla a discutir sobre el sexo de los ángeles? ¿Cómo puede subvencionar la Ciudad Autónoma conferencias y actividades de ponentes cuyo centro vital es el odio al Islam y a los musulmanes?
Definitivamente, es ‘imposible’, en la práctica, construir una sociedad abierta, objetivamente tolerante y consecuente con el pluralismo religioso y cultural de nuestra ciudad con políticos como los que nos rigen –tanto por el desnortado gobierno del PP, como por una oposición echada al monte del populismo demagógico–. Quienes denodadamente insistimos en contrarrestar los cansinos discursos rupturistas, jaleados desde determinado grupo de la oposición, hacen de nuestra modesta y discreta preocupación tan estéril como inviable a la luz de la obstinada realidad que sin remedio emerge, favorecida desde un lado y del otro también.

Sabido es que el lenguaje no goza de la presunción de inocencia. Traer a nuestra ciudad a un cabestro, –aunque se abstenga de dar cornadas ocasionalmente–, a modo de conferenciante cuyo “mérito” principal, reconocido en las distintas televisiones a las que asiste, es la de tener una verborrea incontinente, cuajado de insultos contra el Islam, contra su “presunto Profeta” (así se refiere a sidna Muhammad, Profeta del Islam) y todos los referentes principales de la primera generación del Islam, es cuando menos gratuitamente provocador e injustificable. Invitar a Melilla, “laboratorio de convivencia multicultural y religioso” –ja, ja, y ja– a un personaje que niega rotundamente la condición de religión divina y Revelada del Islam –dice del Islam que es un “movimiento originariamente sociopolítico, liderado por un hereje”– es considerar a la mitad de la población melillense discapacitados mentales.

Un proverbio francés dice que “Il n’y a que les détails qui comptent” (“Los detalles son los que cuentan”), si desde Men Guímel ni desde el Instituto de las Culturas se repara en estos detalles, sumamente evidentes haciendo una rápida consulta en Google, es porque todo les da igual, o peor aún, es porque les trae al pairo lo que digan y padezcan los musulmanes melillenses. Y claro, así nos va de ‘bien’: un paso adelante y dos atrás.

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