Hasta comienzo de la década de los noventa, las interacciones entre los medicamentos y alimentos eran consideradas como anecdóticas y de escaso interés clínico. Esta situación ha propiciado que las mismas hayan permanecido escondidas al conocimiento científico y en particular a los profesionales de la salud y a los pacientes. Actualmente se han descrito interacciones medicamento-alimento para cerca de 400 fármacos.
Sin embargo la prevalencia de estas interacciones es sobre el 1%, conrespecto a la de los fármacos que se estima entre un 10-50%. En cualquier caso, las interacciones medicamento-alimento se admiten como graves hasta un 10% de los casos documentados, de gravedad moderada un 50% y de escasa significación clínica alrededor de un 43%. En suma, el estado de los conocimientos que hoy se dispone exige contemplar estas interacciones desde el inicio del tratamiento, si no se quiere compromete el resultado en el paciente, esto es, evitar pedida de eficacia de los tratamientos o aumentar su toxicidad.
Los efectos de la coadministración de los medicamentos con los alimentos, son máximos cuando el medicamento se administra inmediatamente después las comidas. Las interacciones medicamento-alimento presentan una alta probabilidad de manifestarse con carácter especifico e individualizado al estar influenciadas por la cantidad, contenido calórico, volumen de liquido y temperatura de los alimentos ingeridos. A estos factores se incorporan la liberación del fármaco del medicamento en función de la forma de dosificación administrada, y la velocidad a la cual transcurre este proceso. Los medicamentos con perdidas pre sistémicas importantes y baja disponibilidad, serán candidatos a una potencial interacción con los alimentos.
Destacar que todos los factores enumerados, pueden, su vez estar modificados, por la edad del paciente, de modo que en la población geriátrica, es probable una potenciación de las interacciones medicamento-alimento con respecto a la población adulta.
Esta situación, crea incertidumbre en el profesional sanitario, preocupado en prevenir los problemas potenciales entre los medicamentos y los alimentos. En esta misma línea, la lectura del prospecto que acompaña a los envases de los medicamentos, no siempre contribuye a ayudar al respecto. Por ejemplo, los prospectos de ciprofloxacino por vía oral, no destacan la importante pérdida de dosis, hasta un 30%, que existe cuando los comprimidos se administran con leche u otros productos lácteos.
La predicción de las interacciones entre medicamentos y alimentos se ha basado, tradicionalmente en la experiencia previa o en el método de ensayo-error.por ello, se evidencia la necesidad de métodos más efectivos que valoren el riesgo de interacción en relación a la necesidad de su conocimiento, probabilidad de su manifestación y la manera de prevenir las consecuencias adversas de las mismas.
Uno de los estándares mas difícil de cumplir en los hospitales americanos, es la recomendación que hace la Join Comisión on Acreditación of Heathcare organizations.
Dice: Todos los pacientes antes del alta deberán recibir instrucciones y consejos acerca de las potenciales interacciones medicamento-alimento.
Si lo médicos a supieran las interacciones entre alimentos-medicamentos y entre los medicamentos como se saben las indicaciones, dosis efectos secundarios, etc. , la farmacoterapia mejoraría mucho. Pero como no puede ser, porque los médicos no son computadoras, existe una posible solución, que es crear en los Colegios Farmacéuticos una unidad de información del medicamento de alta calidad, que proporcione a los médicos y farmacéuticos cualquier información sobre los medicamentos. También en los Servicios de Farmacia hospitalarias se debe contemplar el perfeccionamiento de las ya existentes unidades de información. ¿Llegaremos a ver cristalizadas en nuestro sistema de salud , estas recomendaciones?
