El desastroso tercer cuarto de los melillenses fue clave, en el que no solo se quedaron seco en ataque por completo o bajaron muchos enteros en defensa, sino que también desaparecieron en lo anímico, dándole demasiada ventaja a su oponente. En un partido más que flojo del jugador franquicia Stainbrook, el decano no supo sujetar a un Sulejmanovic que impuso su ley bajo los aros y que, además, se hinchó a anotar. A los jugadores azulones con más peso les faltó ambición y personalidad, sobre todo en ataque a la hora de lanzar pero también en la circulación del balón.
El Melilla Baloncesto se dejó ayer en Lugo gran parte de sus posibilidades de luchar por el título de campeón, después de caer de forma clara ante el líder, el Cafés Candelas Breogán, por 78-67. Los melillenses completaron una primera parte muy correcta, en la que lograron minimizar el potencial de los gallegos, pero tras el descanso jugaron un tercer cuarto muy malo, fundamentalmente en ataque pero también en defensa, y los lucenses aprovecharon para sentenciar el encuentro.
El decano no acertó en sus primeras intentonas ofensivas, pero, y pese a encajar un 4-0 inicial, supo rehacerse, no cediendo más terreno e igualando el luminoso con rapidez. Un primer triple de Úriz colocó una nueva máxima de cinco, 9-4, pero el primero de los visitantes, poco más tarde, obra de Edu Durán y el rebote de Mamadou Samb le daban la vuelta al marcador, 11-13 a falta de 3’, aunque por escaso tiempo porque Sulejmanovic la enchufaba acto seguido de tres, demostrando la enorme facilidad de los gallegos en esa faceta. Al final, 16-15.
Un tiro de tres convertido por Diego Kapelan y un tiro libre anotado por Dani Rodríguez pusieron a los azulones arriba en el electrónico, 16-19 a los dos minutos. El Breo había fallado hasta tres triples consecutivos en este arranque del segundo acto, pero ayudado por su caliente público llevó el partido a lo físico e intimidó a los melillenses, que en los siguientes ataques se enredaron demasiado, 24-20 a menos de 6’, tras un triple de Cristian Díaz, y tiempo muerto visitante. De vuelta a pista ambos apretaron los dientes en defensa y pasaron más de dos minutos sin que se vieran puntos, la lucha en las pinturas era total, con un Matt Stainbrook fallón y Lucas y Guerra multiplicándose. El reloj avanzó un minuto más y el Melilla Baloncesto no acababa de anotar fácil. El partido se complicaba, 30-22 a falta de 2’ tras un triple de Úriz y un nuevo tiempo muerto de los visitantes. Pero entonces sucedió que de vuelta al juego Dani Rodríguez lo bordó literalmente y monopolizó los puntos él solito, consiguiendo el decano alcanzar el intermedio casi en igualdad, 32-30.
Al regreso de los vestuarios el equipo melillense echaría por tierra todo el trabajo realizado anteriormente y prácticamente diría adiós a cualquier opción de victoria. Los gallegos no estaban finos en ataque y su principal baluarte, Matt Stainbrook, estaba especialmente fallón, aunque lo suplía con su mucha experiencia, pero tras el descanso los melillenses exhibieron errores de todo tipo y cometieron numerosas imprecisiones. En ataque nada funcionaba y transcurridos cuatro minutos sólo habían anotado cuatro puntos, curiosamente dos mates de Samb y un Massine Fall en racha que sería el encargado de colocar el 40-37 superado el ecuador del cuarto.
Pero el decano seguía negado de caro al aro y cuando los celestes comenzaron a anotar, sobre todo Sulejmanovic y el revulsivo Quintela, que ahora no sólo defendía perfecto y también anotaba, el marcador comenzó a agrandarse. En el tramo final del periodo, con los de Alcoba fuera en lo anímico, el veterano Guillem Rubio sacó oro del contacto físico y desde la línea de tiros libres colocó un preocupante 53-39.
En el comienzo del último periodo el Cafés Candelas Breogán apuntilló a un Melilla Baloncesto -58 a 41 tras un triple de Salva Arco-, que, aunque después trató de apelar a la heróica por mediación de Diego Kapelan, las diferencias no las rebajó. Así, 65-48 superado el ecuador, por lo que gran parte de este definitivo cuarto les sobró por completo a los visitantes, que perdieron por 78-67.
Natxo Lezkano: “Fue una victoria cómoda ante un gran equipo”
Natxo Lezkano, entrenador del Cafés Candelas Breogán, estaba feliz con el triunfo final de los suyos pero también con el partido realizado, porque “aunque hasta el descanso jugamos al ritmo de ellos, cuando trataban de ralentizar, hubo momentos en que lo hicimos bien. Entonces nos perjudicó también fallar ataques abiertos y nos faltó confianza a la hora de ser agresivos al aro o en las penetraciones”, pero “en la segunda subimos las líneas a nivel defensivo y ahí estuvo la clave. Mejoramos en defensa, también en el rebote y pudimos correr, que es lo que nos gusta y cómo el equipo se siente cómodo. Ahí se empezó a fraguar la victoria”. Llegados al cuarto acto, cree que “no bajamos el pistón, todo el mundo que salió aportó al grupo y al final, en los últimos minutos, estaba todo decidido. Fue una victoria cómoda ante un gran equipo, en un choque que era muy difícil”, aseguró.
Alejandro Alcoba: «El momento clave se produjo en el tercer cuarto”
Alejandro Alcoba, técnico del Melilla Baloncesto, analizaba el partido afirmando que “el primero y el segundo fueron dos cuartos muy equilibrados en los que el Breo aprovechó el bloqueo directo y nuestras pérdidas de balón para anotar con facilidad, incluso en el segundo llegó a ponerse 8 arriba, pero salvamos la situación y pienso que llegaron a vivir exclusivamente del bloqueo directo, porque Dani Rodríguez se escapó pero anularon por completo a Fran Guerra. Iba todo igualado y nos fuimos al vestuario con buenas sensaciones tras haber recuperado esa desventaja” y proseguía su discurso, “creo que el momento clave fue en el tercer acto, ellos apretaron en defensa y cuando nos cortaron el bloqueo directo, sobre todo de Dani y Pablo, desaparecimos del partido. Hicieron un gran trabajo”.
