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Columna pública

“Sostenella y no enmendalla”: o la manipulación de la extrema derecha del gobierno de la CAM

Raad Salam Naaman nos ha vuelto a sorprender hoy -suponemos que por imposición del PP de Imbroda y sobre todo de Paz Velázquez (recordamos perfectamente sus vinculaciones electorales con VOX)- volviendo a la carga sobre la radicalidad del Islam y de una gran parte de sus seguidores. Y, evidentemente, lo vuelve a hacer en Melilla para acabar de romper cualquier vínculo intercultural de la ciudad para hacerle el juego electoral a la extrema derecha melillense. Se acercan las elecciones y hay que provocar a los imazighen para que “el miedo al moro” sea otra vez la baza electoral de Imbroda.

No caeremos en su juego islamófobo y racista pero sí que estamos en nuestro derecho de protestar enérgicamente y de pedir responsabilidades políticas por fomentar el odio por razón de religión en Melilla. Como han hecho ayer mismo en León cuando se ha intentado que participe en actos pretendidamente culturales. Y estas responsabilidades recaen tanto a la asociación Mem Guimel como al Instituto de las Culturas. Imbroda y Paz Velázquez han pasado todas las líneas rojas que ya advertimos la semana pasada que estaban siendo vulneradas por el nerviosismo del PP, la proximidad de las elecciones y las encuestas.

Pero es que además, la supuesta categoría intelectual del sr. Salam, queda en entredicho con dos de las frases de su escrito de ayer: la primera cuando dice que"me he sentido apreciado, por la mayoría de los melillenses, sobre todo los árabes musulmanes que me paraban en la calle invitándome a tomar un café o té, para dialogar conmigo sobre la política y la religión en nuestra lengua natal, el árabe". Este “gran intelectual que nos han querido colar por la puerta de atrás” debería saber que en Melilla la lengua natal de los imazighen no es el árabe sino el tmazight. Lengua que él no conoce y por tanto miente. Nadie dialogó con él en su lengua natal.

Y la segunda, bastante más grave, y que demuestra su discurso islamófobo cuando se vanagloria de conocer el Al-Jihad islámico o el jihadismo identificándolo de manera interesada, torpe y cerril, con la violencia o con la “guerra santa”. En el Corán se cita 35 veces el Al-Jihad, 25 de las cuales son para señalar que “es un combate con uno mismo como un forcejeo interno de los creyentes para subsistir el resto de su vida en la fe musulmana tanto como sea posible. O el forcejeo para construir una buena sociedad musulmana” como ha explicado hasta la sociedad la arabista de la Universidad de Barcelona Dolors Bramon.

El intelectual suizo Tariq Ramadanasevera que "yihad nunca significa "guerra santa" con miras a "imponer" o "propagar" el Islam en todo lugar. De hecho yihad y qitâl (lucha armada) significan exactamente lo opuesto de lo que solemos pensar: en vez de ser los instrumentos que justifican la guerra, son las medidas aplicadas para conseguir la paz por medio de la resistencia a la agresión injusta”.

En las sociedades occidentales, el término Al-Jihad se traduce con frecuencia por no musulmanes como "guerra santa". Los especialistas de los estudios islámicossuelen señalar que estas palabras no son sinónimas.Diferentes autores musulmanes, en particular, tienden a rechazar este acercamiento, acentuando las connotaciones no militares del término yihad. Porque además, tanto el intelectual de pacotilla que nos han paseado por la ciudad, como el PP de Imbroda y Paz Velázquez, conocen perfectamente que la única “guerra santa” que conocemos en Europa fue la que hicieron los cruzados contra los árabes en la Edad Media.

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