Desde el sindicato de médicos de Melilla han querido salir al paso de las optimistas declaraciones de la Ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, afirmando que en nuestra ciudad hay un gran número de problemas, entre los que destacan la mínima financiación, la sobrecarga y los problemas derivados de la atención a extranjeros sin seguro, las agresiones a sanitarios, la infradotación de plantillas y la falta de camas. Melilla -excepto en agresiones- puntúa por debajo de la media española en todos los casos, y destacan que, en cuanto a camas por cada 100.000 habitantes, estamos por debajo de países como Camerún, Lesoto o Haití. Desde el Sindicato Médico de Melilla, en respuesta a las optimistas declaraciones de la Ministra de Sanidad, se ha emitido un comunicado con el objetivo de recordar a los ciudadanos melillenses que la realidad de la sanidad local dista mucho de tener un futuro alentador, ya que durante 2017 “no sólo no se ha producido ningún cambio de rumbo en nuestra sanidad, sino que seguimos ostentando cifras y datos tercermundistas que deberían sonrojar a más de uno”, según afirman desde el sindicato.
La agrupación sindical de médicos ha querido en dicho comunicado llamar la atención -con datos contrastados- sobre los que consideran como los principales problemas de la ciudad a nivel sanitario, entre los que se encuentran temas tan críticos como la financiación y el gasto per cápita en sanidad, las agresiones a sanitarios, las infradotación generalizada de las plantillas, los problemas derivados de la atención a extranjeros o la falta de camas.
En cuanto a las agresiones a sanitarios, los médicos recuerdan que, “un año más”, somos líderes nacionales, mientras que en el resto de los aspectos, “somos el farolillo rojo”.
En lo referente a la financiación afirman que, desde 2002, la sanidad melillense ha venido recibiendo en torno al 5.5% de su PIB anualmente, mientras que el resto de Comunidades Autónomas habían recibido en torno al 10% de su PIB para gestionar la sanidad. “Si multiplicamos, desde el 2002, el 4% deficitario (en cálculo a la baja), La cuantificación del déficit superaría ampliamente los 750 millones de euros, desde la extinción del INSALUD”.
Además, mientras que en el resto de España se destina un gasto per cápita en Sanidad de entorno a 2.400 euros, en Melilla el presupuesto público ha sido de 89 millones de euros, aproximadamente 1.000 euros per cápita. Cifra que se queda en unos ridículos 790 euros por habitante cuando se cuenta con el gasto directamente vinculado a la atención a extranjeros.
A los problemas financieros de la sanidad local, que según el sindicato vienen provocados por la “pésima gestión” realizada por el Gobierno, se suman los problemas de plantilla, ya que Melilla cuenta con la tasa más baja de médicos por 1.000 habitantes (3,4, mientras que la media nacional es 5,3); para alcanzar la media española, necesitaríamos casi 200 facultativos más, y eso teniendo en cuenta que dicho cálculo se realiza sobre el número de habitantes empadronados, sin tener en cuenta la inmensa presión que suponen los pacientes extranjeros, dado que si se tienen en cuenta “hay que situar el volumen asistencial global de nuestro hospital en un total de 150-200.000 habitantes, aunque los recursos están planificados para 65.000”.
En este aspecto, mientras que la mayoría de médicos melillenses tienen en torno a 1.300 ó 1.400 pacientes, en Melilla, “debido a la complejidad de la patología y a las barreras idiomáticas, culturales y socioeconómicas”, la cifra debería rebajarse a 1.200 pacientes por médico. Además, denuncian falta de fisioterapeutas y una seria infradotación de las plantillas de Urgencia Hospitalaria, SUAP y 061, así como de las especialidades de guardia, tanto presenciales como localizadas
Estos incumplimientos en materia de plantillas, según afirman, pueden derivar no sólo en el no cumplimiento de los descansos obligados para los facultativos de guardia localizada, sino también en riesgos para los pacientes cuyos derechos están siendo vulnerados al no poder contar con un facultativo a plena capacidad.
La falta de profesionales sanitarios provoca aumentos en las listas de espera y reducciones en el tiempo de visita medio por paciente, lo cual tiene una incidencia directa en la calidad asistencial.
En la mayoría de las especialidades (aunque es heterogéneo), en Melilla los tiempos de visita oscilan entre los 5 y los 10 minutos, cuando los tiempos de visita en el resto del Estado están en torno a los 20-30 minutos, sin contar los tiempos de las unidades especializadas, que son mucho mayores. “Ello significa que, mientras que un paciente con una patología concreta recibe 25 minutos de atención en el Estado español, por promedio, en Melilla recibe 7; si la patología es compleja, puede darse la paradoja de recibir 60 minutos en una unidad especializada peninsular y, la misma patología, no llegar a 5 minutos en Melilla”.
Los médicos denuncian el hecho de que, para evitar listas de espera, se tiende a forzar las agendas, “con lo que no es infrecuente tener sólo 2 ó 3 minutos para una consulta especializada”.
En Atención Primaria la situación es parecida. “Este hecho ha sido puesto en conocimiento del Director General de Ingesa, que lo ha reprobado”, aunque desde el sindicato confirman que se sigue produciendo.
Camas
En cuanto al tercero de los grandes bloques de problemas sanitarios, la infraestructura asistencial, desde el sindicato afirman que “hay cifras que hablan por sí solas” ya que las 167 camas funcionantes del que llaman “nuestro pobre Hospital Comarcal”, sólo el 65% son para uso de pacientes melillenses, ya que el resto están ocupadas por pacientes extranjeros sin seguro sanitario ni español ni europeo.
Esto quiere decir que en Melilla tenemos una ratio de de 122 camas reales por 100.000 habitantes, mientras que en el resto de España, hay de media 320 camas por 100.000 habitantes; “para encontrar Melilla, hay que ir muy abajo en la lista, hasta el puesto 144 del mundo (de 189 países)”. El sindicato señaló lo llamativo de la situación, afirmando que por encima nuestra (con 130 camas/100.000 habitantes), se encuentran países del tercer mundo como Haití, Camerún, Lesoto o Malaui. “Todo ello sin contar a extranjeros con algún tipo de cobertura sanitaria, por lo que la realidad es aún peor”.
