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Un fraude que pagamos todos

No puede ser que este problema vaya a más año tras año, sin que se haga nada por paliarlo, y que la solución sea que el conjunto de la población conductora de Melilla tenga que afrontar cada vez un mayor gasto en su seguro, hasta que llegue un momento que sea prohibitivo

Un reciente informe sobre fraudes al seguro sitúa la tasa de este tipo de fraudes en España en el 1,73% en 2017, lo que supone cerca de 20.000 casos detectados entre un millón de siniestros reclamados por los clientes. Ese mínimo porcentaje, que no llega ni al 2% del total, supone en realidad una elevada cantidad de dinero: 63 millones de euros que no se indemnizaron a los defraudadores, un 6% más de lo que se evitó en 2016. Hablamos, por lo tanto, de un problema que va a más y que, lejos de lo que pueda parecer, terminamos pagando todos.

En Melilla, por desgracia, sabemos mucho de esto. El índice de fraudes al seguro en nuestra ciudad casi duplica a la segunda región en la lista, Murcia (2,7%), seguida de Andalucía (2,6%) y Canarias (2,5%). Por encima del 1,7% de media del país también estuvieron Galicia (2,2%), Asturias (2,1%), Navarra (2,1%), Cantabria (1,9%), Castilla y León (1,8%), La Rioja (1,85) y Ceuta (1,8%). Que Melilla tenga el dudoso honor de ser la región española donde más se defrauda al seguro tiene sus consecuencias: La prima del seguro de automóvil se redujo en España en 2017 un 9,6% respecto al año anterior, ya que todas las regiones experimentaron bajadas en la prima de los seguros, excepto Ceuta y Melilla, donde subió un 3,3%. De esta forma, ambas autonomías son los territorios con una prima del seguro del automóvil más alta, 421 euros, 90 euros más cara que la segunda autonomía en el ranking, Murcia, con 331 euros. Es tanta la diferencia, que la prima del seguro en ambas ciudades autónomas prácticamente dobla a la región donde es más barata, Aragón, con 229 euros.

El fraude al seguro, tan socialmente aceptado, repercute negativamente en todos los melillenses, que sufren una subida año tras año en la factura que les pasa su aseguradora aunque sean buenos conductores simplemente porque viven en una ciudad de alta siniestralidad, según unas estadísticas que, como vemos, no son reales debido al índice, muy por encima de la media nacional, de falsos partes.

Hay que recordar que el seguro de coche es obligatorio y que sí o sí hay que contratar, de manera que es un problema generalizado entre los miles de conductores melillenses que, por culpa de unos cuantos defraudadores, deben pagar más por su seguro. El fraude es cosa de todos y es necesario actuar contra él, ya que las compañías invierten mucho dinero en la detección de fraudes, dinero que luego repercuten en las pólizas de todos.

Quien trata de cometer un fraude frente a una compañía de seguros, desconoce, olvida o minimiza el hecho de que dicho acto puede tener graves y serias consecuencias. Los fraudes pueden ser constitutivos de un grave delito recogido en nuestro Código Penal, en concreto del delito de estafa, que, además, puede conllevar penas de cárcel para los autores. Sería importante que se haga hincapié en recordarlo, como se hace con otras campañas de concienciación. No puede ser que este problema vaya a más año tras año, sin que se haga nada por paliarlo, y que la solución sea que el conjunto de la población conductora de Melilla tenga que afrontar cada vez un mayor gasto en su seguro, hasta que llegue un momento que sea prohibitivo.

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