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Consecuencias de la Precariedad Laboral

La desigual situación de poder entre los participantes del mercado de trabajo react-text: 266 se pone de manifiesto en los periodos de recesión económica: los trabajadores se sitúan en una posición de inferioridad respecto a las empresas, al verse obligados a aceptar, debido a la escasez de empleo, peores condiciones de trabajo, con el consiguiente retroceso en los derechos sociales y laborales adquiridos . Los trabajadores se encuentran en desventaja a la hora de luchar por sus derechos y las empresas se aprovechan, imponiendo prácticas abusivas que dinamitan, poco a poco, todos los avances conseguidos en materia laboral, resultando afectados elementos esenciales de la relación de trabajo como son los contratos, las remuneraciones, el despido, las jornadas y horarios laborales, la negociación colectiva, etc. Por lo tanto, la precariedad laboral es la situación que se genera cuando hay inseguridad, incertidumbre y falta de garantías en las condiciones de trabajo y, especialmente, remuneraciones que no alcanzan a cubrir las necesidades básicas del trabajador.
o Temporalidad excesiva de los contratos de trabajo real . La inestabilidad laboral es uno de los factores que más contribuye a la precariedad laboral al generar continuas situaciones de desempleo e inseguridad en los ingresos económicos.
o Salarios reducidos y bajas remuneraciones : la desproporción entre la poca oferta y el exceso de la demanda de empleo permite a las empresas poder conseguir trabajadores (incluso en empleos que requieren trabajadores cualificados) a cambio de salarios tan bajos que llegan a resultar insuficientes para poder cubrir las necesidades mínimas vitales, generando situaciones de pobreza a los trabajadores, pese a disponer de un empleo, e impidiendo poder emanciparse del hogar paterno a muchos jóvenes.
o La reducción de las jornadas de trabajo o el exceso de contratación a jornada parcial: estas situaciones conllevan precariedad salarial , menos tiempo de trabajo supone, obviamente, una menor remuneración, lo que le impide al trabajador poder alcanzar unos ingresos suficientes que le permitan vivir dignamente, viéndose obligado a tener que buscar otros trabajos o a sufrir abusos por parte de las empresas, que ofrecen «ampliar esa jornada» de manera ilegal, imponiéndoles trabajar más horas de las contempladas en el contrato, sin cotizarlas ni declararlas.
o La subcontratación en cadena y el exceso de subcontratación: es la práctica empresarial que consiste en adjudicarse, por un precio, la ejecución de un trabajo u obra, pública o privada, subcontratando la totalidad o partes de esa obra con otras empresas, de menor tamaño y plantilla, por un precio inferior. Las subcontratistas, a su vez, pueden repetir la jugada y sub-subcontratar, por un precio inferior, la totalidad o parte de la obra que se les adjudicó. Y así sucesivamente, hasta las microempresas, con micro plantillas, de nula solvencia, que acaban ejecutando materialmente el trabajo por una cantidad muy inferior a la que el promotor pagó por él.
o La economía sumergida o el denominado «trabajo en negro»: Es probablemente el caso de mayor precariedad , ya que sitúa al trabajador en una situación de absoluta desprotección jurídica, al no estar las condiciones de trabajo sometidas a ningún control, ni el salario, ni la jornada, ni las condiciones de exposición al riesgo laboral, ni los ritmos, ni la duración de la «relación», tienen más reglas que las que la ley de la oferta y la demanda fijen. Es de todas la situación más intolerable y la que requiere mayor control y persecución por parte de la Autoridad Laboral.
En conclusión: la coyuntura actual está provocando situaciones abusivas por parte de las empresas que son toleradas r a menudo, lamentablemente, por el miedo de los trabajadores a perder su empleo. No obstante, la única manera que tenemos de detener esta pérdida progresiva de nuestros derechos laborales es enfrentarnos a estas situaciones que violan la legalidad laboral, ya sea denunciando estas malas prácticas ante la Inspección Laboral o demandando ante los tribunales a la empresa.
Las consecuencias en la salud por estar sin trabajo pueden ser devastadoras. El efecto psicológico de no conseguir un empleo se traduce en casos de ansiedad, estrés, depresión y con posibles derivaciones a problemas cardíacos, hepáticos y que puede desencadenar en el uso de alcohol o drogas.
Pero los trabajadores precarios, los que tienen peores condiciones laborales, salariales o de contrato que el resto de los trabajadores también atraviesan estas consecuencias. Es más, los precarios lo sufren más todavía.
La Reforma Laboral cuenta en su texto legal con algunas determinaciones que contribuyen también, en parte, a este incremento como es el hecho de dejar en poder del empresario el cambio en la condiciones de trabajo o facilitar el despido en caso de ausencias por faltas de asistencia al trabajo, aunque sean debidas a enfermedad y justificadas, por lo que el trabajador por miedo a perder su empleo, acude a su puesto de trabajo enfermo o lesionado a pesar del riesgo que ello conlleva.
A la precarización del empleo, hay que unir que la inestabilidad laboral está provocando que crezcan los accidentes que no causan baja, por el miedo a perder el trabajo y a las políticas de «siniestralidad cero» de muchas empresas.

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