Un hombre fue acusado el pasado 26 de febrero de desobediencia a la autoridad, delito por el que el Ministerio Fiscal le pide el pago de un multa de 3.250 euros, tras acercarse al paso de vehículos del puesto fronterizo de Farhana con la intención de saber qué le ocurría a su hermano, quien también había sido denunciado por negarse a dar la vuelta con su ciclomotor tras ser rechazado por no cumplir con las condiciones mínimas de circulación. Según los agentes, el acusado se marchó del lugar profiriendo insultos contra ellos y posteriormente se negó a ser identificado. El acusado niega los hechos y afirma que los insultos iban dirigidos a su hermano y que no facilitó la documentación al agente porque no la llevaba encima. El pasado 26 de febrero, sobre las 15:50, en el puesto fronterizo de Farhana, un hombre que pretendía acceder a Melilla con un ciclomotor marroquí fue rechazado por los agentes de la Guardia Civil del puesto, quienes argumentaron que el vehículo no reunía las condiciones mínimas para circular por España.
El hombre lejos de seguir las instrucciones del Guardia y darse la vuelta, se negó a mover el vehículo, motivo por el que el agente procedió a denunciarlo por un delito de desobediencia. Ante tal situación, el conductor del ciclomotor telefoneó a su mujer, pidiéndole que avisara a su hermano (el acusado) de que iba a ser detenido.
Es en este momento, según la acusación ejercida por el Ministerio Fiscal, cuando el acusado sale de su casa, acompañado de su cuñada, en dirección al puesto fronterizo de Farhana.
Una vez allí, el acusado se dirigió al agente con el que su hermano había tenido el percance, increpándole e insultándole, como declaró ante el juez el propio agente de la Guardia Civil.
“Me llamó chulo y dijo que qué me creía por llevar uniforme […] yo no quería denunciarlo ni detenerlo, suficiente tenía ya con el hermano”. Tras 10 o 15 minutos de insistencia, el acusado finalmente abandonó el lugar, pero mientras lo hacía, otro de los agentes de Farhana se percató de que iba profiriendo insultos contra el compañero “a voz en grito”, insultos como “chulo” o “hijo de la gran puta”.
A raíz de los insultos, este segundo agente se aproximó al acusado con la intención de identificarlo, negándose éste a facilitar su DNI, a dar su número o a acompañar al agente a dependencias policiales; el acusado hizo caso omiso a las indicaciones del agente y “quería abandonar el lugar”.
Debido a lo que el agente calificó como “total resistencia”, el acusado fue reducido y engrilletado, tras lo que se puso “muy nervioso”.
Insultaba al hermano
La versión del acusado y su cuñada, quien le acompañó a la frontera, dista mucho de la ofrecida por los agentes.
Según el acusado, tras recibir el aviso de su cuñada de que su hermano estaba detenido en la frontera de Farhana, salió de casa “en zapatillas, sin la riñonera” para tratar de saber qué había ocurrido para que su hermano hubiera sido denunciado.
Cuando llegó al lugar, el acusado se aproximó al acceso de vehículos, donde se encontraba su hermano, en la moto, discutiendo con un Guardia Civil. Al aproximarse a dicho Guardia, éste le explicó lo que pasaba -que la moto no podía entrar porque, entre otras cosas, no tenía luces- y le instó a abandonar el lugar.
Según la versión del acusado, obedeció al agente y se retiró del lugar “muy enfadado”, profiriendo insultos contra su hermano, “que siempre está igual, parece que nunca va a cambiar”.
En ese momento, otro agente e pidió la documentación, pero no pudo dársela porque no la llevaba y, según el acusado, así se lo manifestó. Después de esto, y debido a que el agente “malinterpretó” los insultos, fue denunciado por desobediencia.
El Ministerio Fiscal interesó para el acusado la imposición de una multa de 18 meses, por un valor total de 3.240 euros, por un delito de desobediencia a la autoridad.
La defensa, por su parte, pidió la absolución basándose en que la negativa a entregar la documentación está despenalizada y en que los insultos proferidos por su patrocinado pudieron ser fácilmente malinterpretados por los agentes.
