El delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, ha salido al paso de las recientes críticas por el estado de la frontera, rechazándolas de plano y defendiendo la labor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Para El Barkani, estas críticas son “inconcretas”, no se ajustan a la realidad y ponen en entredicho a los agentes, si bien tanto desde los sindicatos policiales como desde el empresariado local y la propia ciudadanía no paran de llegar quejas relativas a la gestión de los pasos fronterizos. El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, salió al paso de las recientes críticas, transmitidas a los medios por la ciudadanía, en relación con la situación fronteriza. El delegado quiso mostrar su apoyo al trabajo realizado y a la dedicación mostrada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en lo que calificó como una labor de “difícil desempeño”.
En esta línea, el delegado rechazó de plano las críticas a la gestión fronteriza, críticas que considera “inconcretas” y cuya publicación, según sostiene, pone en entredicho la labor de los agentes.
El Barkani echa balones fuera y culpa a Marruecos de la situación de tapón que se dio el pasado martes 6, tras una “avalancha de porteadores” que imposibilitó la distinción entre accesos habilitados para ciudadanos UE y para extracomunitarios.
Con respecto a otra de las quejas más frecuentes de los usuarios habituales de la frontera, relativa al tema de la distinción entre contrabando y pequeñas compras comerciales, el delegado insistió en que en Beni Enzar “no existe cortapisa para el tránsito con pequeñas compras propias de turistas o visitantes”.
Todo va bien
Pese a la insistencia del delegado en afirmar que la frontera ha mejorado, a diario siguen dándose situaciones que contradicen lo expresado por El Barkani.
Los sindicatos policiales, sin ir más lejos, denuncian una crítica falta de efectivos y la total ausencia de directrices operativas, un considerable número de turistas marroquíes afirman haber sido desviados a Barrio Chino tras hacer sus compras en el Parque Comercial, como si fueran contrabandistas, los propios ciudadanos melillenses comparan los accesos a la ciudad con el transporte de ganado, y el empresariado local, especialmente aquellos comerciantes y empresarios que dependen directamente de la frontera (hosteleros que reciben el pescado marroquí a diario, por ejemplo) afirman estar sufriendo pérdidas millonarias por culpa del mal estado de la frontera. Visto el considerable número de “críticas inconcretas”, cabría determinar si hay una conspiración o si lo que ocurre, sencillamente, es que la frontera no funciona.