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Los Bomberos homenajean a sus tres compañeros fallecidos en el incendio de la Ferretería Cabanillas

Homenaje en el cementerio a Pedro P.Torregrosa, Miguel Lirola y Antonio Albertu, algunos de cuyos familiares asistieron al acto

Los Bomberos de Melilla cumplieron ayer con la tradición de cada 8 de marzo, San Juan de Dios, patrón del Cuerpo: rendir homenaje a los tres funcionarios que fallecieron el 3 de mayo de 1944 en la extinción del incendio de la Ferretería ‘Cabanillas Hermanos’. Una representación del Servicio de Prevención y Extinción de Incendios y Salvamento (SPEIS), encabezada por su jefa, María José Marcos, el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, y la senadora Sofía Acedo, participaron ayer en la ofrenda floral que se celebró en honor a los fallecidos, los bomberos Pedro Pérez Torregrosa y Miguel Lirola Simón y el obrero de Aviación Antonio Albertu Gómez.

El acto tuvo lugar pasado el mediodía en el Cementerio de la Purísima Concepción, donde el vicario episcopal de Melilla, Roberto Rojo, dedicó unas oraciones a los fallecidos en presencia de algunos de sus familiares y de un grupo de funcionarios de Bomberos.

Otros actos del Patrón
Además de esta ofrenda floral, el SPEIS también celebró ayer una comida en el Complejo V Pino.
También han desarrollado a lo largo de los últimos días diversos torneos lúdico-deportivos, entre ellos competiciones de fútbol y pádel, y una pedalada por la ciudad. Mañana sábado, el Cuerpo de Bomberos pondrá fin a la celebración de su patrón con su segunda jornada de puertas abiertas, en la que participarán más de 200 niños y sus padres en turnos de media hora durante toda la jornada.
Esta actividad, organizada por la Asociación Deportiva y Cultural de Bomberos, cubrió las plazas disponibles en pocos días. Según informó a MELILLA HOY su presidente, Gonzalo Matas, los participantes en esta jornada de puertas abiertas podrán conocer de cerca la labor de este Cuerpo y algunas nociones básicas de prevención, al tiempo que podrán disfrutar de algunos talleres que los bomberos melillenses llevan varias semanas preparando.

Una tragedia que conmocionó a toda la ciudad

Los tres funcionarios fallecieron el 3 de mayo de 1944 en la extinción del incendio de la Ferretería ‘Cabanillas Hermanos’, situada en uno de los actuales edificios modernistas que ocupa una franquicia de ropa en la Avenida Juan Carlos I. Los tres funcionarios fallecieron al desplomarse el techo del edificio por el intenso calor que provocaron las llamas en su intento de sofocarlas.
El siniestro provocó un enorme impacto en el pueblo de Melilla, que se agolpó en la antigua Avenida del Generalísimo durante la sepultura a los fallecidos, hasta el punto de registrar una afluencia de 44.000 personas que quisieron despedir a los funcionarios. Aquel trágico incendio fue el último en el que resultaron fallecidos miembros del Cuerpo de Bomberos.
El Archivo Histórico de Melilla no conserva imágenes de aquel incendio que sacudió a los melillenses, pero leyendo las crónicas del Telegrama del Rif de aquellos días de mayo de 1944, cualquiera se puede hacer una idea de la magnitud de esta tragedia y de cómo lo vivieron los melillenses, que se echaron a la calle para ayudar a extinguir las llamas y arropar a los familiares de los funcionarios fallecidos.

Tres horas de extinción
Según contaba el único periódico de la época, el incendio se originó minutos después de las seis de la tarde y no se extinguió completamente hasta tres horas después, gracias al trabajo coordinado de los Bomberos y otras muchas unidades de seguridad y emergencia, algunas de ellas de carácter militar. A ellos se unieron muchos ciudadanos que «sin vacilar» entraron a la ferretería para luchar contra las llamas. Uno de ellos fue Antonio Albertu Gómez, obrero de Aviación que acababa de terminar su jornada laboral. Otras seis personas resultaron heridas en el incendio.
Todos ellos contribuyeron a «quitar dimensiones a la desgracia», ya que «la alarmante voracidad del fuego amenazaba con afectar a edificios colindantes». Tanto es así, que según relata El Telegrama del Rif, los vecinos que vivían en los pisos superiores de la ferretería empezaron a arrojar a la calle efectos personales desde el primer momento en que se originó el fuego.
Todas las autoridades, encabezadas por el alcalde de la época, Rafael Álvarez Claro, asistieron a este «siniestro de extraordinarias proporciones» y «tristísimas consecuencias», cuyas labores de extinción fueron coordinadas por el arquitecto Enrique Nieto. El periódico también se hizo eco de la «serenidad» del pueblo melillense, que al día siguiente se echó a la calle para asistir al entierro de los tres funcionarios, «héroes del trabajo que tan valerosamente y con tanta abnegación han muerto».
Mañana pondrán el broche a la celebración del patrón con la jornada de puertas abiertas, en la que cubrieron las más de 200 plazas en pocos días

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Redacción

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