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Nota aclaratoria

No sólo admito la crítica, mi deber es defender la libertad de expresión y opinión

Lamento profundamente la interpretación personal y, por tanto, subjetiva que el redactor de MELILLA HOY, Fernando Lamas, ha hecho del comunicado de prensa emitido el pasado día 8 desde el Gabinete de Comunicación de la Delegación del Gobierno, en relación a las críticas “inconcretas” que algunos ciudadanos y algunos políticos de la oposición realizan contra la actuación de los funcionarios de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que prestan servicio en los pasos fronterizos de Melilla.
En ningún caso, he criticado el proceder ni la publicación de dichas críticas por parte de los Medios de Comunicación, sino la “trasmisión” a la Prensa -como así se decía en el referido comunicado- de críticas “inconcretas” que, al fin y a la postre, sólo consiguen poner en entredicho la labor de policías y guardias civiles, en muchos casos por circunstancias que -como señalábamos en la misma nota- se suceden por causas ajenas a la competencia o capacidad de actuación de dichos funcionarios.

Tanto en mi vida profesional de neurocirujano como en mi etapa de político nunca me he dirigido a un periodista o a algún medio para afearle, criticarle o censurarle que publicara tal o cual cosa. Sé de la importancia de los Medios, de su papel angular para el buen funcionamiento de un sistema democrático. No es que me vea obligado a asumirlo, lo comparto plenamente. Por tanto, no entro en el trabajo que realizan. El comunicado emitido no sólo pretendía subrayar el valor de unalabor de difícil desempeño como la que llevan a cabo los funcionarios de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en los pasos fronterizos entre Melilla y Marruecos. Pretendía aclarar que hay circunstancias que superan nuestra capacidad de gestión, porque una frontera no depende sólo de una parte, sino de los dos lados entre los que se encuentra.

Por ello, me refería a críticas inconcretas en las que se acusa a la Policía de inacción, de pasividad o de otorgar mal trato a los ciudadanos. Frente a lo primero, la Policía española no puede actuar allí donde no es su competencia; frente a lo segundo, no tiene ni me merece la misma consideración una crítica “inconcreta” que una denuncia formal ante las instancias oportunas –como pienso debe hacerse- contra cualquier funcionario, sea policial o no, que supuestamente incurra en abuso de poder o también supuestamente dispense maltrato a un ciudadano o usuario de servicios administrativos.

La referencia que hacía el comunicado en tal sentido no puede interpretarse, por tanto, como un “rechazo” general a cualquier crítica que pueda realizarse sobre la gestión fronteriza. Estamos en un Estado de Derecho que consagra la libertad de expresión y de opinión sin más límites que los previstos en la misma ley vigente; por tanto, mi deber es proteger esos derechos y no sólo admitir las críticas.

No reinterpreten por tanto de forma tan subjetiva el comunicado, ni mezclen lo que allí se decía con otro tipo de valoraciones u opiniones que puedan verterse desde distintos sectores sociales con lógica preocupación sobre nuestra realidad fronteriza.

Los problemas en nuestra frontera no son nuevos, salvo que alguien quiera achacarlos a este Delegado. Lo que sí es nuevo es que la frontera de Beni-Enzar ha entrado en una etapa sin precedentes. Y, como decía ayer, no resulta nada fácil transformar una realidad arraigada en costumbres y hábitos que han pervivido durante muchos años. A pesar de ello, mi empeño en lograrlo no cesa.

Cuento con el apoyo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, con las que trabajo y me reúno prácticamente a diario para intentar mejorar los tránsitos fronterizos. El apoyo, indudablemente, es recíproco. Me apena que nadie recuerde cómo estaba Beni-Enzar hasta hace muy poco; cómo el gran crecimiento que ha tenido el llamado comercio atípico acabó por desbordarla, obligando a llevar a cabo cierres técnicos cada vez con mayor frecuencia para preservar la seguridad de los transeúntes y de los propios agentes policiales. Me siento satisfecho de lo que se está haciendo y consiguiendo, aunque sé que queda mucho por hacer y, por ello, me apoyo también en las organizaciones de comerciantes para ir corrigiendo disfunciones en un trabajo coordinado igualmente con la Ciudad Autónoma. Si todo estuviera bien, cosa que no es así y que nunca he dicho ni entendido que así sea, ese trabajo constante no tendría necesidad de llevarse a cabo.

Por tanto, ni puede achacárseme que no admita críticas, ni mucho menos que considere que todo el trabajo para la mejora de nuestras fronteras ya está hecho. Al contrario, insisto, queda mucho por hacer, pero no por ello voy a dejar de ver lo que poco a poco estamos consiguiendo.

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