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La realidad de la frontera

Si al turista marroquí que viene a gastarse su dinero no se le trata como se debe, acabaremos con los verdaderos turistas a los que pueden aspirar los comerciantes y empresarios , tanto del centro como del nuevo centro comercial de Melilla. Nadie duda de las buenas intenciones de la Delegación del Gobierno en la gestión de la frontera, negando que existan problemas en el tránsito fronterizo que sin embargo vienen denunciando asociaciones de diversa índole, tanto sociales, económicas, como propias de sindicatos policiales; ni del interés del Gobierno de la Ciudad, por cumplir los deseos de las reivindicaciones de los empresarios y comerciantes. Pero atendiendo a las últimas manifestaciones, una cosa es la realidad y otra la que les cuentan.

En primer lugar, el delegado del Gobierno asegura que los ciudadanos de Nador, en aplicación del acuerdo de vecindad, no requieren de visado para acceder a nuestra ciudad y por tanto niega que se rechace a personas que carezcan de ese documento consular, cuando lo cierto es que son muchos a los que se les obliga a dar media vuelta, sobre todo a determinadas horas del día e incluso en horas de trabajo. Algo, que según se quejan amargamente muchos comerciantes, afecta sobre todo a sus potenciales clientes y en cambio menores extranjeros no acompañados (Menas) y delincuentes sí logran cruzar.

Otra de las quejas es que se sigue desviando a turistas marroquíes que llegan a comparar al centro de la ciudad o al nuevo centro comercial a la fila del contrabando cuando llevan dos o más bolsas, a pesar de poseer sus correspondientes facturas. Pero otra cosa es el mensaje que llega a la Delegación del Gobierno, que niega que esto se esté produciendo, cuando la realidad es bien distinta
Por su parte, el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, ha anunciado que esta semana convocará a empresarios y comerciantes para tratar el tema de la frontera. Y lo hace después de manifestar públicamente que "me gustaría que algunos de los que critican, ofrecieran propuestas razonables. De esto poco y da que pensar que son otros objetivos distintos a los empresariales" ha señalado. Algo en lo que yerra porque no hay otros objetivos que los puramente económicos. Así lo testimonian las concentraciones y manifestaciones de los comerciantes y empresarios, como la realizada el pasado 8 de marzo, bajo el lema "Melilla se muere". Si no ve el alcance de este problema y piensa que hay otros intereses, difícil lo tendremos para dar una solución.

Esto no quita para que le demos la razón cuando afirma que la frontera es cosa de dos -España y Marruecos-, pero en ese 50 por ciento que corresponde a nuestro lado, no se puede actuar como se hace a veces, en lo que parece que cada efectivo policial marca sus propias normas y no hay una consigna clara para actuar todos igual. Porque si al turista marroquí que viene a gastarse su dinero no se le trata como se debe, como no rechazarlo en frontera ni enviarlo a la fila del contrabando, acabaremos con los verdaderos turistas a los que pueden aspirar los comerciantes y empresarios , tanto del centro como del nuevo centro comercial de Melilla.

En este sentido, no está de más recordar que la gran superficie se creó para atender a la demanda de una amplia zona de influencia, conformada no sólo por los más de 86.000 habitantes de la ciudad autónoma, sino que a través de la frontera con Marruecos abarque su radio de influencia a la más cercana Nador (17 kilómetros), Oujda (155 km.) y Alhucemas (129 km.), con una población conjunta cercana a 1,5 millones de habitantes. Estas previsiones están muy lejos de cumplirse con las actuales dificultades, algo tan evidente, que negarlo evitará ver la realidad de nuestra frontera, y por tanto sus soluciones.

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