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El rincón de Aranda

Una ley modificada por el régimen franquista

La “Ley de Vagos y Maleantes” de 4.08.1933, aprobada por la II República, referente al tratamiento de vagabundos, nómadas, proxenetas y otros comportamientos antisociales, fue conocida popularmente como “La Gandula”. Era una ley que no sancionaba delitos, sino que intentaba evitar la comisión futura de los mismos, incluyendo penas de alejamiento, control y retención de los individuos supuestamente peligrosos. Esta misma ley la modificaron el 15.07.1954, por el muy católico y patriotero régimen franquista, para incluir la represión de los homosexuales, que en su art. 6º dice: “A los homosexuales (sic), rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales, se les aplicaran las medidas siguientes: Internado en un establecimiento de trabajo o colonia agrícola. A los homosexuales, sometidos (sic) a esta medida de seguridad, serán internados en instituciones especiales y, en todo caso, con absoluta separación de los demás, (como apestados). También se les prohibía residir en determinado lugar del territorio nacional, con la obligación de declarar su domicilio. Pero ya en 1970, fue sustituida y derogada por la “Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social”, de términos muy parecidos, pero que incluía penas de hasta cinco años de ¡¡internamiento en cárceles o manicomios para los homosexuales!!(sic), y demás individuos considerados peligrosos sociales, para que se “rehabilitaran”. Y a pesar de que durante el periodo democrático esta ley no fue aplicada, continuó vigente hasta su derogación en el año 1995.

Dicho todo esto, y para situar al amable lector en el desarrollo del presente escrito, debo manifestar mi deseo, a quien escribe en un medio como este, con burla, escarnio e ironía cruel, humillando e insultando sarcásticamente a las personas que piensan y actúan distinto a los demás, intentando parecer gracioso, que no lo es, sino estúpido y genuflexo que lo único que suele hacer reír, es a los ignorantes. Yo pienso que esta persona debiera desnudarse, y en pelota picada, mirarse a un espejo de grandes dimensiones, y reflexionar sobre lo que ve reflejado en el mismo.

Parafraseando a lo que decía Beethoven: que jamás se debe romper el silencio si no es para mejorarlo, que si lo que se escribe no es para mejorar sus “entendederas”, mejor es que siga con sus “chistes” o no escriba nada. Porque cuando alguien se burla de algún colectivo, en este caso homosexual, es como si le ladrara a la Luna. Por eso es aconsejable leer Historia, ya que a todos nos viene muy bien, porque nos enseña muchísimas cosas del presente.

Estamos en el siglo XXI, y atrás quedaron esas crueles y draconianas leyes fascistas, como la “Estrella de David” a los judíos, y el “Triángulo Rosa” a los homosexuales, que los nazis los diferenciaban en los campos de concentración.

Según la persona que se burla, sin rubor alguno, de los homosexuales, debiera saber que Lord Byron fue declaradamente homosexual y por este motivo lo exiliaron. Que Hans Christian Andersen, autor de la “La Sirenita”; Virginia Woolf y Truman Capote; Sócrates, que muy bien puede ser considerado el maricón más influyente de la Historia, ya que con sus enseñanzas nos armó de herramientas para entender quiénes somos. También tenemos a un filósofo griego, llamado Platón, discípulo del anterior, y maestro de Aristóteles, el que fundó la Academia de Atenas, dándonos a conocer las enseñanzas de su maestro. Alejandro Magno, genio militar que en 11 años de guerra jamás perdió una batalla, y con un ejército relativamente pequeño conquistó grandes reinos. Cayo Julio César, primer emperador romano. El gran Miguel Ángel, arquitecto, escultor y pintor renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la Historia tanto por sus esculturas como sus pinturas y obras arquitectónicas. También tenemos a Willian Shakespeare, coetáneo de nuestro Cervantes; a Leonardo Da Vinci, a Oscar Wilde. Y cómo voy a dejar entre las teclas de mi ordenador a nuestro Federico García Lorca, fusilado por los fascistas nada más comenzar la Guerra Civil, por el único motivo de ser: maricón.

Hay quien cree que algunos españoles suelen llevar un cable suelto sumergido en bilis junto al corazón. Por eso yo pienso, y creo, que a veces Dios es ateo. Debemos recordar que la homosexualidad no es un problema, pero la homofobia sí que es discriminación. ¡Ah!, conste que no soy maricón, y me encantan las del sexo "débil"; pero si lo fuera, hubiese “salido del armario” hace ya muchos años.

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