No hay derecho a que nuestros políticos no atiendan este clamor social. «Tu protección es nuestra lucha. Por una sociedad más segura, más justa y más solidaria», señala la plataforma de víctimas por la Prisión Permanente Revisable. Lo que piden no es venganza, sino justicia y que el horror que han tenido que vivir sus hijos y ellos mismos no lo tenga que vivir nadie más por culpa de nuestras leyes blandas y el buenismo de quienes las impulsan «Ojalá pudiéramos volver atrás y evitar los trágicos asesinatos de nuestros hijos, pero la dura realidad es que tan solo puede llegar a reconfortarnos un objetivo que queremos compartir contigo y para el que pedimos tu valiosa ayuda. Se trata de evitar que se derogue la prisión permanente revisable, una pena excepcional contemplada para casos de extrema gravedad, como por ejemplo el asesinato de menores. Para que así, el legado de la vida de Marta, Diana, Mari Luz, Candela, Amaia, Ruth y José sirva para construir -con vuestro apoyo- una sociedad más segura, más justa y más solidaria».
De esta manera empieza la desgarradora petición de cinco familias golpeadas por la tragedia de haber perdido a sus hijos a manos de alimañas, cuyas aberrantes acciones se quedan cortas para unas leyes españolas consideradas, generalmente por la opinión pública, como blandas. Estos casos, además de otros muchos, como el más reciente, del pequeño Gabriel Cruz en Almería, han conmocionado a todo un país, despertando al mismo tiempo una indignación colectiva que se palpa en la recogida de firmas de estas familias, que lleva más de 2,5 millones hasta el momento en la plataforma Change.org. Y subiendo, como se puede ver en el contador, imparable desde hace unos días, pero sobre todo desde que ayer se vivió un debate bochornoso en el Congreso de los Diputados para derogar la prisión permanente revisable.
Es tremendo que los españoles tengamos que tragar con unos políticos con cero empatía, capaces de hacer show delante de familias que han sufrido un inmenso dolor, una terrible pérdida que nadie querría para sí, y que lejos de hundirse, han sacado fuerzas para movilizar a un país en contra de la derogación de la prisión permanente revisable. Las familias de Marta del Castillo, Mari Luz Cortés, Diana Quer, Candela y Amaia Oubel Viéitez, Ruth y José Bretón Ortiz, Sandra Palo y Yeremi Vargas, que integran la plataforma de víctimas por la Prisión Permanente Revisable, han recogido casi tres millones de firmas, que se dice pronto, y han anunciado movilizaciones en todo el país para que esos políticos que se sientan, fundamentalmente, en las bancadas del PSOE y Podemos, atiendan de una vez por todas el clamor social que hay en torno a este tema.
«Las cinco familias, ajenas a cualquier ideología política, nos hemos unido en esta gran lucha con la esperanza de evitar que se vulneren los derechos más elementales del ser humano y que otras familias tengan que vivir nuestro calvario. Por eso, hoy más que nunca, necesitamos tu firma en esta petición», prosiguen las familias en su petición. Las mismas que ayer, desde la tribuna de invitados del Congreso, tuvieron que escuchar al portavoz del PSOE intentando sacar rédito político del caso del pequeño almeriense, primero utilizando las palabras de la madre, y después acusando al ministro del Interior de «mancillar el gesto de la madre de Gabriel» cuando le entregó una bufanda para «colarse» en la catedral de Almería donde se celebraba el funeral.
No hay derecho a que nuestros políticos no atiendan este clamor social. Como recuerda la plataforma de víctimas por la Prisión Permanente Revisable, una encuesta de este año refleja que ocho de cada diez españoles son partidarios de la prisión permanente revisable para los crímenes excepcionalmente graves. «Tu protección es nuestra lucha. Por una sociedad más segura, más justa y más solidaria», señala. Lo que piden no es venganza, sino justicia y que el horror que han tenido que vivir sus hijos, a los que arrebataron la vida vilmente, y ellos, por la pérdida, no lo tenga que vivir nadie más por culpa de nuestras leyes blandas y el buenismo de quienes las impulsan.
