Sí, mucho mejor recordar cosas, acontecimientos, a aquellos familiares tan queridos que ya no están con nosotros, vecinos y amigos entrañables que acompañaron mi vida durante los 19 años allí vividos. Hoy me quiero olvidar de los sinsabores y desgracias que en los tiempos actuales llenan muchas noticias en televisión, radio y prensa por todos conocidas.
Mi Monte María Cristina de los años 50 y 60 lo tengo siempre muy presente en mi recuerdo con mucha nostalgia y cariño. Colindando con nuestros vecinos de Horcas Coloradas, Las Canteras del Carmen, el entorno de “La Plaza” ahora Mercado Central con esa querida y concurrida calle General Margallo, las calles Sherlock (la pronunciábamos Chirló), allí vivía un conocido practicante que creo se llamaba Lázaro, ese buen señor posiblemente haya estampado sus jeringuillas y agujas en multitud de culos de la vecindad cuando no eran desechables, el protocolo era un estuchito de metal donde con alcohol quemado desinfectaba jeringuilla y agujas, era nuestro practicante de cabecera siempre dispuesto, por muy bien que las pusiese, los “chinorris” del barrio le temíamos. También muy cercanas las calles Explorador Badía, Barceló, Padre Lerchundi, Castelar o “La Cañada” donde en su parte superior menudos partidos de futbol/frontón (por sus paredes laterales de los jardines cercanos) Los que tenían más fuerza se aprovechaban de ello y si alguien intentaba regatearlos por la acera, clavaban el pie en la pared y no pasaba “ni Dios” (con perdón), por allí cerca en calle Duque de la Torre o Teruel mi amigo Paco López y Luís Rivero, gente de la Posta o Correos como yo.
Mi barrio, como otros, era sencillo, acogedor, incluso cuando sus calles eran de tierra, esa circunstancia la aprovechábamos para jugar a la lima, los más veteranos recordarán en qué consistía, clavándola por su parte puntiaguda sin mango, e ir comiendo trozos de un rectángulo sin pisar dentro del mismo ganando quien más trozo se quedaba. Era una gozada jugar en la calle. Nada más salir del colegio de Ataque Seco o posteriormente del Instituto, la merienda de pan con manteca o aceite y una pastilla de chocolate “la negrita”, allí nos dábamos cita todos los chavales y a disfrutar de nuestra amistad y juegos diversos callejeros. No existía TV (llegó a mi barrio en los 60 más o menos, pero no a mi casa), ni móvil ¿Cómo podíamos vivir sin móvil, APP, portátiles, etc.? Pues sí disfrutábamos como “cochinos en un charco”sin esos aparatos.
Eran los tiempos en que nuestras madres nos mandaban a la farmacia al lado de Calzados Villanueva o a la farmacia Navarrete a por un tubito de Okal, Oftalidón, aspirinas para paliar el dolor de cabeza, cuerpo y extremidades dado el caso.
Por recordar algunos vecinos/amigos de juegos citaré a varios y si a alguno no lo menciono que me perdone caso de leer este escrito: En calle A los hermanos Alonso Périz (Pepe y Alejandro), El Topo, Atienza, Mariano, Paco y Diego, Carlos, mis primos Fernando (Tatín) y Fernando (Fíturi), Mimón, El chino, Culo Gordo, Jimmy, Juan y sus primos Salva y Juani, Juan Villanueva (Juanleño). En mi calle F y calle C, Ramallets, Ricardo, Jamete, Basilio, Mari Loli (Lola ahora), su hermano Antonio Francisco (d.e.p), su primo Ricardo, Alfonso (d.e.p.), el mudo, etc. Y mis hermanos Paco, Rafa y Manolo, algunas chicas también como la mencionada Mari Loli en mi calle y arriba Pili y su hermana, Loli y Matilde, María Inés, Tere, Loli Romero prima de mis primos, Mari Carmen y Reme (en Horcas Coloradas al principio), justo al lado de Mati, la que posteriormente fue mi novia y ahora mi esposa, 50 años ya conociéndonos desde que bailamos en un guateque aquella canción titulada ¡La más bella del baile o mis manos en tu cintura! ¡Qué bonitos tiempos! Como no me quiero extender, seguiremos con más detalles en otra ocasión, y como se suele decir, “la ocasión la pintan calva”, añadir que esto sí que es historia o cuestiones “REVISABLES” palabro de actualidad en estos días.
Salud paisanos, buen rollo, libertad, derechos, trabajo y pensiones dignas y mañana u hoy, día 17M sábado, todos a las concentraciones en denuncia de esas pensiones ¡De mierda!
