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Datos que dan que pensar

Igual va siendo hora de pensar la manera de establecer mayores controles en la mercancía del comercio atípico, dada la enorme sensibilidad de nuestras fronteras y el nivel 4 de alerta antiterrorista en el que nos encontramos

El trasiego peatonal con fardos, bultos y bolsas por el paso de Barrio Chino provoca cada día pasen desde Melilla hacia Marruecos entre 300.000 y 400.000 kilos de mercancías sin apenas controles. Y lo mismo ocurre en la frontera de Farhana, donde las mercancías cruzan al otro lado, en vez de a las espaldas de la gente, a bordo de ciclomotores o turismos. Toneladas y toneladas de mercancías que pasan a diario la frontera y que no se inspeccionan porque, como ya apuntó hace unos meses el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, controlar esa cantidad ingente de productos sería inviable. Introducir controles de seguridad en la frontera terrestre como se hace en la aérea y la marítima a los pasajeros del avión o el barco acabaría, seguramente, con el comercio atípico tal y como lo conocemos. Por eso, como el propio Gobierno acaba de reconocer en el Senado, las medidas de control que se realizan sobre ellas “consisten en inspecciones manuales, realizadas de manera aleatoria”.

La consecuencia de ese escaso control es que el comercio atípico puede convertirse en un vehículo ideal para quienes pretenden actuar al margen de la ley, y prueba de ello es que en determinadas ocasiones, cuando la actitud de transportistas ha levantado sospechas, se han detectado en el interior de los fardos mercancías que nada tienen que ver con las que mueve esta actividad económica.

Por ejemplo, a principios de este año, la Guardia Civil intervino 1.430 unidades de accesorios de telefonía y electrónica, valorados en unos 11.000 euros, escondidos en los fardos del comercio atípico. El año pasado, según el Gobierno, las “inspecciones manuales” en la frontera de Barrio Chino se saldaron con la aprehensión de 56 cajetillas de tabaco, 12.960 protectores para teléfonos móviles y 11.600 unidades de diverso material para carpintería. Además, se levantaron 63 actas con aprehensión, donde se intervino, en un 90%, género estancado (tabacos) y bebidas alcohólicas de diversa graduación. En cuanto al año 2016, fue intervenida una partida de 960 teléfonos móviles y se levantaron 38 actas con aprehensión, donde se intervino, en un 90%, género estancado (tabacos) y bebidas alcohólicas de diversa graduación, según el Gobierno.

Está bien que la Guardia Civil haya detectado estas mercancías que iban a ser transportadas de forma irregular por la frontera, pero a nadie le cabe duda de que las cifras serían mucho más elevadas si se controlara lo que pasa por la frontera por el comercio atípico, teniendo en cuenta los cientos de toneladas de mercancía que pasan a diario.

Alguien puede pensar que el mayor problema lo tiene Marruecos por cuanto la mercancía sale de España y es allí donde entra sin controles previos, pero la realidad es que las consecuencias de esa obligada laxitud también repercuten muy negativamente en nuestro lado de la frontera, y afectan a quienes sí actúan conforme a las normas. Igual va siendo hora de pensar la manera de establecer mayores controles en la mercancía, dada la enorme sensibilidad de nuestras fronteras y el nivel 4 de alerta antiterrorista en el que nos encontramos.

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