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Con los varales cuajados de portadores, el Nazareno realiza pletórico su estación de penitencia

La siempre compleja salida del trono del Nazareno desde la plaza de toros
(Autor: Guerrero)

Melilla respondió al llamamiento y Nuestro Padre Jesús Nazareno no faltó a su cita del Miércoles Santo con sus varales cuajados de portadores, hombres y mujeres de trono que arrimaron el hombro para que el Señor de Melilla siguiera presente en la Semana Santa melillense como viene ocurriendo desde 1660. Minutos después, a pasito corto, a ritmo de bellísimas chicotás, la Virgen de las Lágrimas procesionó envuelta en el calor del público y con una vela especial, en su candelería, dedicado a los enfermos. Lo hizo en paso sevillano, como viene ocurriendo desde 2009. El Miércoles Santo, antesala de los días más importantes para los cristianos, está dedicado al perdón. La Iglesia se reserva este día para la penitencia, para prepararse con mayor interés para vivir mejor los días del Triduo Pascual.

Nazareno
En un anochecer puramente primaveral, perfumado de incienso, el toque de corneta marcaba a las ocho y cuarto de la tarde el inicio de la salida procesional de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores. A la hora prevista el numerosísimo público expectante fijó sus ojos y sus ánimos en la puerta principal de la mezquita del toreo, convertida en templo por una noche, para ver salir, bajo los acordes del himno nacional, el trono de Nuestro Padre Jesús Nazareno con el siempre complicado descenso por la empinada escalinata de la plaza de toros.

El público recibió con aplausos la salida procesional de los santos titulares de la Real Cofradía y Hermandad Franciscana de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, la hermandad más antigua de la ciudad comandada por Francisca Muñoz, su entregada hermana mayor. De nuevo el Señor de Melilla procesionó en el trono adquirido con motivo del 350 aniversario de la primera salida procesional documentada, que le permite cumplir con su estación de penitencia con el paso malagueño, y en esta ocasión, con sus varales cuajados de hombres y mujeres, unidos para hacer posible que el Cristo de la cofradía más antigua de la ciudad, pudiera llevar a cabo su estación de penitencia.

Nuestro Padre Jesús Nazareno en su dulce nombre, (obra anónima del siglo XVII con influencias del imaginero José de Mora según recoge la propia Cofradía), reposado en un manto de flores rojas, estuvo custodiado por los penitentes ataviados con sus túnicas y capas oficiales. Caballeros legionarios lo guardaban, así como los alumnos de la Escuela de Policía Nacional de Ávila y la Policía Local. Detrás, la Banda de Música del Nazareno.

La Virgen
Minutos después, de nuevo las miradas fijas en la Plaza de Toros para vislumbrar la aparición, a pasitos cortos, el ritmo que marca la cuadrilla del paso sevillano en el que se señorea la Virgen de las Lágrimas desde 2009. Poco a poco, desde el callejón donde se sitúa la puerta de las cuadrillas de la Mezquita del Toreo, aparece el paso de la Virgen de los Dolores. La talla lució su tradicional manto de luto confeccionado en los años 40 y pudo salir a la calle bajo su correspondiente palio y su candelería encendida, incorporando una vela especial, muy cerca de la Virgen de las Lágrimas, dedicada a los enfermos melillenses.

La cuadrilla de la Virgen, formada por 40 auténticos artistas, demostró con creces que lo vivido en la noche del Lunes Santo, con La Sentencia, no fue algo accidental, sino que la cadencia de los movimientos del paso, al ritmo de las notas de la banda, y la perfecta simbiosis de trono y música, es el fruto de los muchos meses de ensayos de cara a esta Semana Santa, demostrando responsabilidad y entrega.

En el recorrido, la Virgen se situó detrás de su hijo, siguiéndole con la discreción y respeto que sólo los grandes poseen. Le acompañó el tintineo de las bambalinas de su palio de luto. El acompañamiento musical, ante la imposibilidad de la Banda de Música Ciudad de Melilla, lo puso una agrupación musical creada al efecto por músicos voluntarios.

El público no dudó en aplaudir a la virgen en cada levantada de sus hombres de trono, premiando así el esfuerzo realizado por la Cofradía del Nazareno. María estuvo acompañada por sus penitentes y volvió a ser escoltada por el Regimiento de Artillería de Campaña RACA 32.

La acompañaron además una representación de UNESCO Melilla y las Damas de Santa Bárbara. Nuestra Señora de los Dolores, la Virgen de las Lágrimas, es de autor anónimo y se estima que fue elaborada en 1759. La imagen la trajo a Melilla en 1931 Marcelo Nogales, procedente del Peñón de Alhucemas. En su trono se incluye una reproducción de la patrona, la Virgen de la Victoria.

Procesión
Pasadas las diez de la noche la Cruz de Guía y los tronos de los santos titulares de la Hermandad del Nazareno hicieron su aparición por la Avenida de Juan Carlos I, donde recibieron el respeto y admiración de los allí congregados, entre ellos los responsables de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa. Isabel Navarrete, volvió a ser la voz que cubrió de saetas el cielo nocturno de la Semana Santa melillense.

En el recorrido oficial se incorporó el vicario episcopal, Roberto Rojo, que a la altura de la tribuna dedicó una corta oración al Nazareno, al que pidió misericordia para toda la humanidad por sus miedos y cobardías, y el deseo de que puedan encontrar en él, su ejemplo de entrega para "darnos vida libres de nuestros pecados". Como broche concluyó con un Padrenuestro.

El numeroso público volvió a ser la nota dominante en la tercera jornada de salidas procesionales, tras el triste Domingo de Ramos.

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Jesús Andújar

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