Hace unos años, la prensa malagueña se hacía eco del aumento en el número de clientes procedentes del norte de Marruecos que podía apreciarse en los establecimientos comerciales de la ciudad. Estos clientes de la pujante clase media marroquí, que llegaban desde Algeciras, “puenteaban” Ceuta para gastar su dinero en Málaga. La mala situación fronteriza de nuestra ciudad inquieta a empresarios y comerciante, quienes consideran que la falta de fluidez, sumada a la mejora de las conexiones Marruecos-Península, podría acabar por provocar que los turistas marroquíes, cansados de nuestra frontera, prefieran “dar el salto” a Málaga o Almería, “puenteando” nuestra ciudad.
Un par de años atrás, la prensa malagueña ya se hacía eco del hecho de que la pujante clase media del norte de Marruecos estaba “puenteando” a las ciudades autónomas para pasar a realizar sus compras y satisfacer sus necesidades de ocio directamente en Málaga.
Si bien esta realidad era más perceptible en Ceuta que en Melilla, por el hecho de que el viaje entre nuestra ciudad hermana y Málaga apenas supera las 3 horas, el empresariado local está muy preocupado por la posibilidad de que los constantes problemas en nuestra frontera acaben por “agotar” a los potenciales clientes marroquíes y éstos, a lomos de la mejora de las conexiones entre Nador y la península (que irán a más cuando se finalicen los diferentes proyectos de infraestructuras del Reino Alauí en el Rif), decidan que Melilla no es una opción viable y que les compensa más gastar su dinero en Málaga, al igual que a sus compatriotas del extremo noroccidental.
La perspectiva de pasar horas en la cola, sumada al caos, los posibles cierres “técnicos” y la incertidumbre de no saber si se van a ver obligados a dar la vuelta una vez alcancen el control, provoca que la ciudad pierda un ingente número de potenciales clientes.
El Parque Comercial, cuyos inquilinos están inquietos por la falta de fluidez de la frontera, es un claro ejemplo de inversión que no puede funcionar sin contar con el “mercado diana” que supone la población marroquí.
Otros de los problemas habitualmente referidos por los compradores marroquíes (en muchos casos transmitidos por los empresarios, que sufren las consecuencias indirectas) tienen que ver con la exigencia de visado a ciudadanos nadoreños o el desvío de compradores y turistas a Barrio Chino por considerar los agentes que sus compras eran “mercancía”.
Un “pastel” de minúsculas porciones
Enrique Alcoba, presidente de ACOME, quien lleva meses protestando por la decadencia económica de la ciudad y los gravísimos problemas derivados de lo que los empresarios consideran como una mala gestión fronteriza, afirmaba poco antes de la apertura del Parque Comercial “Murias Parque Melilla” que, si no aumentaba considerablemente la afluencia de turistas y clientes marroquíes hacia nuestra ciudad, la apertura de una gran cantidad de nuevos espacios comerciales supondría un aumento significativo de la oferta sin aumento de la demanda o, en otras palabras, una considerable disminución de la porción del “pastel” que le corresponde a cada empresario y a cada comerciante de la ciudad. Si se quiere aumentar la porción del pastel, es imprescindible contar con una frontera fluida que permita que se propague la idea de que el acceso a Melilla es fácil y rápido, todo lo contrario de lo que ocurre en la actualidad.
