Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Buenos Días

Don Ramón Gotarredona

Existen muchas anécdotas de este militar, que cuando estuvo al mando de la Comandancia General de Melilla, dejo con su comportamiento y forma de ser, una notable estela de sentimientos, no solo en los miembros de la guarnición castrense, sino también en gran parte de la ciudadanía. Fue aplaudido y denostado. Felicitado y vituperado. Querido y repudiado. Siempre estuvo en la balanza del bien y del mal, como corresponde a todo aquel que anteponiendo su deber a sus deseos, suelen guiar la vida hacia unas metas más altas. Para unos, fue lo mejor que paso por la vida militar melillense. Imponía respeto y entrega en el cumplimiento del deber. Pero también daba al soldado el valor que tenia y el honor que merecía.
Para otros, fue todo lo contrario. Una amenaza. Un imprevisto. Una inquietud y preocupación, por sus inesperadas visitas a cuarteles y centros militares en observancia de la organización recomendada. Creo que nunca fue, un íntimo, ni un incondicional, ni favorito de nadie, por muy alto que este estuviese en el podio del poder temporal. Fue sencillamente un militar, adversario y antagonista, de toda complicidad. Contendiente y enemigo del chanchullo y la alabanza. Un altruista con uniforme, que ajeno a la egolatría y al endiosamiento, supo dar un ejemplo de seriedad y respeto a todos sus subordinados y personal civil que le conoció. Estos hombres así, en su trabajo, no solo consiguen, dejar una cosecha de legalidad y ortodoxia a su paso, sino que también, entresacan la cizaña que toda comunidad suele tener, sobre todo en sus “floritudes sobresalientes”
Desde la llamada al orden a un capitán, por excederse en la misión que su asistente tenia encomendada como tal, hasta el valor demostrado en cierta ocasión en la frontera, en defensa de la españolidad indiscutible de Melilla, toda su inolvidable dedicación consistía en el reconocimiento de la dignidad y defensa de una nación y de todos aquellos que velan por ello. Fue benévolo, benigno, afable y cortes. Educado y sociable, pero nunca se dejo intimidar ni convencer por agasajos y reconocimientos, que viniendo de fuera de su responsabilidad militar, intentaran acrecentar su propia personalidad, como bien nos demuestra esta vivencia de la cual fue protagonista.

En cierta ocasión, con motivos de unas fiestas, una comisión del Ayuntamiento de Melilla, fue a visitarle pidiéndole su asistencia a un acto, en el cual el debería ser el protagonista principal, reconociendo y premiando a un participante de dicho acto. El, con la serenidad y cordialidad que le caracterizaba les dijo: “Agradezco mucho su ofrecimiento, pero el Ejercito no es lo más apropiado para ello” Y los despidió con la mayor naturalidad y nobleza.

A veces, al comprobar cómo la identidad de esta ciudad se va debilitando, a través de una ciudadanía bastante ajena a los principios que le dieron razón y consistencia. Ante una notable pérdida de valores y seguridades legados por antepasados y maestros. A veces, cuando los ojos anulan los sentimientos y la realidad amenaza y destruye todos los recuerdos… A veces, pienso y me pregunto: ¿Si Don Ramon Gotarredona Prats, estuviese al frente de su Comandancia General, estaría Melilla, aunque al parecer fortalecida en su materia, tan deteriorada en su espíritu como esta? No lo sé. Como no se tantas cosas, aunque estas cosas, están ocurriendo. Buenos días y buen recuerdo.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€