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El rincón de Aranda

Curiosos nombres de calles

En Internet hay una petición, con todos los derechos que concede nuestra Carta Magna, muy peculiar, solicitando que el nombre de un señor, que vendía barquillos por los barrios de Melilla, figure en una de nuestras calles. Muchos que peinamos canas, recordamos a Juan, “Er Salada”, que vendía “¡Cañaú …a gorda el cacho!”, trozos de paloduz o regaliz, y la dulce arropía, caramelo pegado a un mástil, que con su diminuta navajita iba cortando trocitos pegajosos previo pago de unos céntimos.
También teníamos al “Ropavieja”, con un saco de yute a la espalda, que te daba un vaso de duralex por un pantalón, camisa o unos zapatos usados. El de los helados era un poco tunante, que por dos gordas y una chica (25 cts.), te largaba un pequeño cucurucho medio lleno de helado.

Recuerdo también a “Sarasate”, hermano de “Panchito”, que vivían en Ataque Seco. “Sarasate” tocaba el violín, (muy malamente), por los bares del Centro, recogiendo las propinas de los clientes; y “Panchito”, con su dipsomanía, hacia sus gracietas a todo el que se le acercaba.

Cuando leía la petición para el señor de los barquillos, me hizo recordar que hace años me sorprendió en la admisión de un giro telegráfico, cuya dirección era: "Meaero de la Reina", una zona entre Puerto Real y San Fernando, Cádiz. Sobre ese nombre existen dos versiones muy curiosas: hay quien opina que el lugar fue una parada de emergencia que hizo el carruaje de la Reina Isabel II, en 1862, para que S.M. evacuara su vientre, entre las retamas y arbustos; y otro, según el archivo de Simancas: “Encontrándose el Cortejo Real en labores de despesques en la salina de la zona, la Reina y su cortejo se alejaron un poco montando un campamento donde poder hacer sus necesidades fisiológicas y perentorias…”. O sea que Su Majestad como cualquier mortal cuando le vinieron las ganas de evacuar su vejiga, o de jiñar, se alejó con discreción haciendo sus necesidades más perentorias, regando esa tierra con sus reales efluvios más naturales.

Como saben, en Madrid, existe la calle Malasaña, que le da su nombre al barrio del entorno. Manuela Malasaña fue una de las víctimas del famoso Levantamiento del 2.05.1808, reprimido por las tropas napoleónicas destacadas en Madrid, cuya memoria de su muerte es honrada con una calle a su nombre. Cuentan que esta muchacha, con tan solo 17 años, se defendió de unos soldados franceses, que la querían violar con su herramienta de trabajo como costurera, (unas tijeras), que llevaba colgada en la cintura, siendo ejecutada al momento.

Dicho esto, ya que no retiran a Napoleón de la “Cuesta de la Shell”, yo propondría que lo hicieran con la calle La Estrella, y pusieran a Manuela Malasaña en su lugar, para así ese general gabacho, con chaleco ombliguero, la sintiera encima de él, como una mosca cojonera, recordándole a cada momento que su ejército ordenó asesinarla, junto a muchos madrileños en aquéllos días de invasión.

Y ya que estamos, también lo quitaríamos a él, y colocaríamos a mi maestro de música, D. Julio Moreno, que no vendía barquillos, sino que los compraba para sus alumnos, que éramos muchos niños melillenses de todas las clases sociales, que nos enseñó el bello arte de la música, y creo que, tanto la joven heroína-mártir, Manolita Malasaña, como él, ambos patriotas, se llevarían estupendamente en sus respectivas calles paralelas. ¿Usteds creen que la señora Mohatar, como Consejera de Cultura, debiera decir algo al respecto?. Yo creo que si.

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