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MELILLA HOY, 33 años ya

Hoy cumple nuestro periódico la icónica cifra de 33 años. Nuestro primer número fue el 21 de abril de un año histórico para Melilla, 1985. Un primer número del que hoy publicamos algunos retazos, a sabiendas de que es imposible resumir en unos pocos trazos una trayectoria histórica, un recorrido casi milagroso en el que hemos sorteado odiseas sin cuento cuyo simple recuerdo quitaría el sueño al ser humano más templado.
Si hoy vuelvo la mirada a aquel año de 1985, si rememoro lo que ocurrió antes y lo que sucedió después, me parece imposible que hayamos podido sobrevivir. Es algo más que un milagro, es algo absolutamente inverosímil, que solo se puede creer al ver, cada día, cómo un nuevo MELILLA HOY está en la calle, en nuestras casas, en nuestros lugares de reunión, en nuestra vida cotidiana.

Jamás olvidaré los ataques que sufrimos, sin haber atacado a nadie. Simplemente porque resultábamos un obstáculo para una serie de tramas mafioso-políticas que, por aquel entonces, desconocíamos y, en segundo término, por no ser obedientes a las consignas que nos transmitían y que pretendían que nosotros retransmitiéramos. Nunca podré olvidar los boicots que nos impusieron y con los que pretendían someternos. "Estáis perdidos, no podréis contra esta trama político-partidista, contra el dinero ajeno que os hundirá", nos decían y repetían. Pero pudimos y, contra todos aquellos que anunciaban, satisfechos, nuestra muerte inminente, aquí estamos, 33 años (la edad de Cristo) después. Y con ganas de seguir luchando, de mejorar nuestro periódico, de no perder la esperanza de que Melilla puede y debe cambiar y mejorar.

Estamos, creo que más que justificadamente, satisfechos con lo que hemos conseguido, a pesar de todos los obstáculos y de todas las competencias artificiales que políticamente nos han creado, pero también estamos preocupados porque vemos que nuestra Melilla no va bien y que el cambio, tan necesario, tan imprescindible, no se produce con la profundidad y la celeridad necesarias.

Apreciamos y agradecemos las buenas intenciones, especialmente porque durante muchos años hemos soportado y superado innumerables agresiones, pero las buenas intenciones, como las buenas palabras, no bastan, no son suficientes para solucionar los graves problemas que padecemos. Los problemas se solucionan con hechos, con decisiones adecuadas, con riesgos medidos y asumidos, superando los miedos innumerables, con actividad eficaz, no con hueras promesas partidistas a medio y largo plazo.

La garantía que podemos, y debemos, ofrecer al pueblo de Melilla, es que seguiremos luchando por el bien de esta ciudad, que no nos vencerán, que jamás nos rendiremos. Esa es la promesa, que en este entrañable, aunque modestamente celebrado (este año), trigésimo tercer cumpleaños, le hacemos a los melillenses.

Vamos a mejorar, estamos invirtiendo y arriesgando para ser mejores, para seguir siendo dignos de la inmensa confianza que la gran mayoría de los melillenses nos han demostrado a lo largo de lo que ya empieza a ser nuestra larga, y tantas veces amenazada, existencia.

De nuevo nuestro eterno agradecimiento.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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