Después de escuchar, leer y ver tanta estupidez como lo de la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, las tonterías del independentismo catalán, los chillidos al Himno Nacional y … Últimamente he visto en los anuncios publicitarios de Televisión algo que es realmente interesante. Se trata de un juguete llamado "Nintendo Labo". No es que yo quiera con este artículo de Opinión hacer publicidad a esta compañía, Nintendo, sino que este tipo de juguetes de cartón en los que el niño tiene que ejercer su creatividad e imaginación para hacer elementos e instrumentos que están al uso común, son algo realmente importante para el desarrollo intelectual y formativo de nuestros benjamines. O al menos, así lo veo yo.
Hace tiempo que resalté la importancia de comprar a nuestros hijos los tradicionales juguetes de madera, ya que éstos obligan a los niños a poner de su imaginación todo aquello que la mecánica y la tecnología pone en la actualidad. Sin embargo, desde mi perspectiva, también creo que es importante que el niño es sí mismo, vea que lo que es capaz de hacer con sus manos y con materiales sencillos es útil en la vida actual y le sirve para compartir juegos de nuestro tiempo con otros niños. Creo que este tipo de juegos está en sintonía con los tiempos modernos, aunque tampoco descarto los juguetes de madera.
No olvidemos que la creatividad es lo que va a hacer que lo que aprendan nuestros hijos les sirva de algo en la vida. Son ellos quienes tendrán que hacer evolucionar este país y la sociedad en la que convivimos todos. Y hay algo que yo tengo muy claro: "Sin creatividad, no existe la evolución". Evolucionar significa mejorar, siempre y cuando el conocimiento esté en buenas manos. Por eso, hago tanto hincapié en los elementos que compramos a nuestros niños…Estos deben de estar abiertos a dicha creatividad.
La verdad es que en vez de tanto chisme tecnológico, tan dado a los tiempos que corren en la actualidad, ver que hay compañías de juguetes que tienen esa idea y ese concepto de las cosas me hace respirar tranquilo y pensar que no está todo perdido, además de que siempre merecerá la pena escribir.
