El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, dio ayer por “desaparecido” el problema de la alarma social que había hace unos meses por la presencia de numerosos menores extranjeros no acompañados (MENA) en la calle. “Si teníamos un grado 100, ahora mismo tenemos 6 o 7 y ya no preocupa a los melillenses”, afirmó Imbroda en alusión al problema de la alarma social, lo que atribuyó a las medidas que adoptaron en su momento la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno, junto con los cuerpos de seguridad.
En este punto, explicó que el programa de educadores de calle empezará en breve con la contratación “de larga duración” de 16 personas, que se encargarán de “ayudar para que en las calles se atienda a los menores y puedan tener todas sus necesidades cubiertas” sin que tengan que estar deambulando por la vía pública.
Además, puso en valor el refuerzo de seguridad en el puerto de Melilla, que “se está blindando” para evitar la entrada de estos inmigrantes a la zona de seguridad para colarse en los barcos y viajar como polizones hasta la península, porque de esa manera se está “salvaguardando sus vidas”.
“No se sabe cuántos habrán pasado y cuántos habrán fallecido en el intento”, apuntó Imbroda antes de señalar como otro de los objetivos “intentar parar un poco esta entrada irregular de menores”, dados los “problemas internos” de la Ciudad Autónoma para poder atender a tantos niños en sus centros de protección.
Imbroda explicó que la presión migratoria de estos menores es continua porque “entran y salen” pero destacó el esfuerzo que lleva a cabo la Ciudad Autónoma para atender a los cientos de que tiene bajo su tutela en los centros de protección, ayudar a los que están en las calles y salvaguardar la vida de los que tratan de llegar a Europa como polizones.
