Si Melilla quiere ser destino de cruceros, tiene que empezar a trabajar de forma seria en ello para poner facilidades a esos turistas que, tras pagar un buen dinero por una plaza en el barco, quieren que éste les lleve a lugares de interés donde poder pasar un día agradable y conocer sus maravillas. Lo mismo nos pasa a los melillenses cuando vamos de turismo a otros lugares, pero han tenido que venir hasta aquí los ejecutivos de grandes compañías de cruceros para abrirnos los ojos sobre esas carencias El turismo de cruceros es un sector al alza en el que Melilla aspira legítimamente a lograr un trozo de esa tarta que tan buen impacto positivo allí donde estos grandes barcos, cargados de visitantes por unas horas, hacen escala. Un objetivo que no es nuevo, porque Melilla lleva años buscando la manera de hacerse un hueco en esta industria turística, y que parece que costará aún tiempo, esfuerzo e inversión si de verdad quiere conseguirlo. Porque Melilla, pese a que tiene sus encantos y es un digno destino turístico, como así atestigua la satisfacción con la que se va quien nos visita, no tiene la ventaja de otros destinos que son archiconocidos en el mundo y cuya fama atrae cual imán a los turistas sin hacer apenas esfuerzos en promoción o infraestructuras. Aquí nos sucede al revés: necesitamos invertir mucho en ello para contrarrestar los desmerecidos prejuicios con los que Melilla debe luchar, quizá provocados por la mala publicidad de las malas noticias que la ciudad en general no tiene la culpa de sufrir.
Esta semana se ha celebrado en Melilla un foro internacional de cruceros para darse a conocer en este sector turístico, que ha puesto de manifiesto esto que decimos: si Melilla quiere ser destino de cruceros, tiene que empezar a trabajar de forma seria en ello para poner facilidades a esos turistas que, tras pagar un buen dinero por una plaza en el barco, quieren que éste les lleve a lugares de interés donde poder pasar un día agradable y conocer sus maravillas. Lo mismo nos pasa a los melillenses cuando vamos de turismo a otros lugares, pero han tenido que venir hasta aquí los ejecutivos de grandes compañías de cruceros para abrirnos los ojos sobre esas carencias, algunas tan básicas como el hecho de que no utilicemos en Melilla correctamente las redes sociales para nuestra promoción turística, pese a ser una herramienta al alcance de todos, una ventana asequible al resto del mundo que aquí no aprovechamos para dar a conocer el «tesoro escondido» que es esta ciudad, como la describió de forma acertada una de las ejecutivas que vino al Melilla Cruise Forum.
Los partidos de la oposición, que suelen criticar el gasto que hace la Ciudad Autónoma en su participación en ferias turísticas, ayer aprovecharon ese análisis de las carencias que hicieron los expertos para lanzarse al cuello y pedir explicaciones por esa falta de resultados del esfuerzo que se ha hecho hasta el momento y que no ha servido ni siquiera para conseguir lo esencial, que es crear excursiones y otros productos turísticos para que, quienes nos visitan, saquen partido de su estancia aquí. Conseguir ser un destino de cruceros está en nuestras manos, pero mucho tienen que cambiar las cosas para sacar de verdad partido a ese potencial que tenemos sin limitarnos a vendernos como el exotismo de ser Europa en África. Ese mensaje, en el que llevamos años anclados, no nos ha dado hasta ahora grandes resultados.
