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EL TORREON DEL VIGIA

Llave del Estrecho

Ángel Gil

Hércules fue capaz de separar dos continentes y desde siempre todos han ansiado en dominar ese trozo de mar. Asistimos a otra grave crisis migratoria, que en poco nos recordará a aquella del 2.005, con una diferencia, hace trece años se colocaron las concertinas en el perímetro fronterizo de Melilla y Ceuta, y hoy se anuncia que se retiraran. Este Domingo los titulares de los informativos se ocupan con la llegada al puerto de Valencia del Aquarius con seiscientos veintinueve inmigrantes a bordo. El jueves entraron por el Estrecho, cuatrocientos setenta y una personas en cincuenta y siete lanchas de juguete auxiliadas por Salvamento Marítimo. Según fuentes de la lucha contra la inmigración clandestina que recogía el diario “El Mundo”, Marruecos vuelve a estar detrás de esta oleada de pateras. Ahora que se ha anunciado que el presidente del Gobierno en su primera visita al extranjero, como ya es costumbre, irá al vecino del sur, hay que recordar que con Mohamed VI hay que mantener un dialogo claro, firme y exigente, pero recíprocamente respetuoso. La relación hispano-marroquí debe ser la misma sea quien sea que habite en Moncloa. El presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, han instado a una profunda refundación de las relaciones de la Unión Europea con los países de tránsito de inmigrantes y de la organización colectiva para acoger a los demandantes de asilo. La Unión Europea no sé si mira a España y muy en particular a Ceuta y Melilla. La posición geoestratégica vital para un continente que es nuestro norte merece que sus burócratas se fijen más en los habitantes de las dos ciudades autónomas a los que ni se les pregunta que piden como si el drama fuese solo de un lado. Pero Madrid tampoco es ajena, aquí nos sobran los gestos o los postureos tan de moda, solo queremos contar pero sobre todo ansiamos los hechos. La sombra de un nuevo efecto llamada se extiende entre la población, lo mismo que una legítima aspiración de más medios humanos y materiales en la frontera sur de Europa. Es hora de políticos de Estado, con una sólida formación, que sin partidismos defiendan el interés general sin dejar una herencia costosa. Ser representantes no es solo pisar la alfombra de los despachos, es conocer que te demanda tus ciudadanos, subir a una tribuna y hablar por ellos. Estamos demasiado acostumbrados a que solo busquen, con codazos o no, un sitio en las listas para unas próximas elecciones. Tal vez dominar en esta zona del mundo no sea la solución si en cambio una colaboración pero sobre todo la asignatura pendiente de Occidente es poner medios en los países de origen, así como evitar las luchas tribales y ayudar a que caigan esos regímenes despóticos que quitan a su población lo que ellos amasan. No podemos asistir de brazos cruzados a todo esto mientras exhibimos progresismo de salón. Hércules hizo su trabajo pero ahora alguien quiere la llave y resta seguridad.

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