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Carta del Editor

La falsa supremacía moral de la izquierda

Seis menos veinte de la mañana de un día cualquiera de esta semana. Como es habitual, me despiertan los altavoces de diversas mezquitas que compiten desaforadamente para ver cual logra hacer más ruido. Vuelvo a hacer el mismo comentario de hace meses y años: me parece muy bien que las personas (y "los personos" que diría Pedro Sánchez, por aquello de la igualdad de género) que quieran rezar, lo hagan, pero hay unos aparatos muy baratos, llamados despertadores, que pueden despertar a los orantes sin molestar a los durmientes. Seis menos veinte de la mañana de un día cualquiera de esta semana. Como es habitual, me despiertan los altavoces de diversas mezquitas que compiten desaforadamente para ver cual logra hacer más ruido. Vuelvo a hacer el mismo comentario de hace meses y años: me parece muy bien que las personas (y "los personos" que diría Pedro Sánchez, por aquello de la igualdad de género) que quieran rezar, lo hagan, pero hay unos aparatos muy baratos, llamados despertadores, que pueden despertar a los orantes sin molestar a los durmientes. Se utilizan mucho, junto a los teléfonos móviles, en las ciudades, pueblos y países civilizados en los que se respeta la ley. En Melilla, como los hechos demuestran y siguen demostrando, ante la pasividad o medrosidad de los que tienen que aplicar la ley, no se utilizan, según demuestran, en este caso, los utilizadores de los altavoces de las mezquitas locales, amparados por la medrosidad y pasividad habituales.

Otra muestra de pasividad, como se demuestra en la entrevista al sensato y recientemente cesado director provincial de Educación, José Manuel Calzado, publicada en este periódico el 16/6/2018. "Pregunta. El desembarco en Melilla de un centro educativo privado, ¿mejoraría nuestro ecosistema educativo? R. Yo creo que todo lo que sea incorporar elementos a la educación es positivo para la ciudad. Un centro privado tiene ventajas particulares a reseñar en Melilla, la primera de ellas es que es el eslabón que falta en la cadena del sistema educativo en nuestra ciudad. En Melilla, por las razones personales de cada familia, hay mucha gente que quiere que sus hijos vayan a un centro de determinado perfil, pero ocurre que esos centros tienen una oferta educativa limitada y que, además, están sujetos a baremo como los centros públicos. En cualquier otro lugar, los padres que no consiguen que sus hijos accedan al concertado, siempre tienen la opción de gastarse el dinero y elegir qué colegio quieren para sus hijos, mientras que en Melilla no es posible. Aunque fuera sólo para dar respuesta a todas esas personas en esta situación, ya tendría sentido un colegio privado. Melilla es la autonomía donde más alumnos hay en la enseñanza pública (no hay opción privada)".

SODEMEL lleva trabajando desde hace mucho tiempo para intentar, entre otros proyectos, que se instale un colegio privado en Melilla. Lo más difícil, encontrar un inversor, un colegio con prestigio y de alto nivel, que quiera arriesgarse e invertir en Melilla, ya lo ha hecho SODEMEL. Lo triste ha sido, y por desgracia sigue siendo -aunque ahora tengo esperanzas de que deje de serlo- la pasividad, por otra parte habitual en todo lo que significa inversiones privadas en Melilla, del Gobierno local. Esperemos que pronto, por el bien de los melillenses y como bien dice Calzado, podamos aplaudir lo contrario y que la pasividad haya sido vencida. En este y en otros proyectos que SODEMEL ha presentado (segunda tienda de Mercadona incluida), con sus correspondientes inversores privados y sin solicitar nada a la Administración pública, excepto que deje de poner pegas y obstáculos a la inversión y a la creación de puestos de trabajo, tan necesarios en nuestra ciudad. Ahora tengo renovadas esperanzas de lograrlo.
¿Cómo se sale de la pasividad? A base de valor, arrojo y esfuerzo. "El valor, el arrojo, el esfuerzo, el compromiso, la solidaridad, el respeto y el sacrificio son valores esenciales en el funcionamiento de una sociedad. Y en España, ahora mismo, parte de la sociedad carece de ellos… Las personas tienen derecho a cambiar. Lo que no hay derecho es a que te roben la representación política.., ni a obligarnos a todos a marchar por un camino que nos lleva al desastre". No quiero decir, en este momento, de quién son estas frases que reproduzco, pero sí quiero hacer una petición a nuestros queridos lectores: piensen en lo que antes he entrecomillado. ¿No les parece más que razonable? A mí sí me lo parece, desde luego.

El Partido Popular ha entrado en un tremendo shock, esperado cuando la pasividad se adueñó del paisaje. Me gusta el candidato a la presidencia del PP Pablo Casado. Tiene una oportunidad impresionante. Por ejemplo, acercarse en algunos sitios a Vox, porque Ciudadanos no acaba de aclararse. Volver a los principios de la derecha. Insistir, insistir y volver a insistir en la evidente falsedad de la supremacía moral de la izquierda aliada de los separatistas antiespañoles y en la necesidad de la regeneración de España. ¿Su hándicap? Quizás intentar quedar bien con todo el mundo, Soraya incluida. Un programa para el conjunto de España y para Melilla -donde las posibilidades de una mayoría absoluta de PP en el próximo mayo son, al día de hoy, nulas-: más España, menos impuestos, más coraje, lucha contra los separatismos, unión de las derechas, más libertad y repudio de la, falsa, supremacía moral de la izquierda.

Oigo uno de los programas de Jiménez Losantos. Habla de bilduetarras y catanazis. Del "Gobierno de la antiespaña" de Pedro Sánchez, que pretende agotar la legislatura, o sea, que mintió al presentar la moción de censura, y que va primero a París en vez de a Rabat (más problemas para la emigración, más beneficio de "las mafias que trafican con carne humana"). Añade Losantos: "La vida política en el PP es hoy un calvario". Es verdad.

Javier Imbroda. Ha llamado mucho la atención su aparición, en Málaga, en un acto organizado por Albert Rivera y Ciudadanos, hoy el principal enemigo electoral del PP. Hablo con él, que siempre ha sido mi amigo. Estoy convencido de que, en su participación en el acto de Málaga, no ha habido intención política alguna. Lo truculento siempre atrae, pero aquí, creo, no hay truculencia alguna.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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