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La intervención del ministro Borrell en la Comisión de Exteriores levanta ampollas entre los empresarios

El ministro de exteriores, Josep Borrell

La intervención del ministro de Exteriores, Josep Borrell, en la Comisión de Extranjería para abordar la problemática relativa al cierre unilateral de la Aduana Comercial de Beni Enzar por parte de Marruecos, ha suscitado un significativo descontento en el seno de algunos de los principales sectores empresariales de la ciudad. Algunos empresarios critican el desconocimiento del ministro de la situación, algo que achacan a la falta de implicación del Gobierno en aportar soluciones. Consideran que el problema es exclusivamente de índole diplomática, no técnica, y no entienden cómo el Gobierno no ha respondido de ninguna manera, cuando tiene herramientas de sobra. Tras la intervención del ministro de Exteriores, Josep Borrell, en la Comisión de Exteriores a colación de la crisis comercial melillense provocada por el cierre unilateral de la Aduana Comercial de Beni Enzar por parte de Marruecos, un considerable sector del empresariado local se muestra decepcionado e insatisfecho, principalmente por considerar que no existe voluntad política para luchar por la recuperación de la Aduana y, sobre todo, por considerar un error el tratar el cierre de la Aduana como un problema de naturaleza “técnica” en lugar de como lo que desde la Plataforma consideran que es: un desafío diplomático.
Algunas fuentes de la Plataforma califican de “despropósito” la intervención de Borrell, que estuvo plagada de errores e imprecisiones.
Para empezar, el ministro fechó el conocimiento del problema “a finales de julio”, cuando desde la Plataforma facilitaron la circular en la que se dictaminaba el cierre a la Delegación del Gobierno (con traducción oficial del francés) el día 17 de julio. Además, el ministro demostró su desconocimiento de la situación al afirmar que el puerto de Nador West Med “ya está operativo”, cuando la realidad es que el objetivo de Marruecos es potenciar el puerto de Beni Enzar, dado que a Nador West Med todavía le quedan un par de años (como mínimo) para comenzar a funcionar -por cierto, a través de una considerable financiación europea.
El ministro afirmó también que, “en la reunión interministerial del 29 de agosto acordaron una vía de actuación que les pareció la más adecuada para evitar una escalada para un problema que, en principio, pensamos que se podría tratar de manera más eficiente a nivel técnico”, si los empresarios melillenses recuerdan que no hay “absolutamente nada técnico que resolver”, algo que la Dirección General de Aduanas sabe perfectamente, ya que no hay ninguna disfunción técnica en la tramitación de las exportaciones y/o tránsitos desde Melilla hacia Marruecos, dado que, aunque no pertenezcamos a la Unión Aduanera, se nos aplica la misma normativa del Código Aduanero de la Unión (por remisión al mismo) que al resto de las aduanas españolas y comunitarias.
También resulta “triste” que el ministro ponga el verano como excusa a la demora del Gobierno en contestar, pese a la gravedad del asunto y el enorme perjuicio que supone para los ciudadanos melillenses.

Consecuencias
Empresario melillenses consideran casi ridículo que el Ministerio de Exteriores siga enfrascado en “analizar las consecuencias” de la decisión marroquí, cuando ya deberían haberse tomado medidas de respuesta. Los empresarios destacan que Marruecos, con su actuación soberana, “ha despreciado la soberanía de España y las magníficas e intensas relaciones diplomáticas” y el Gobierno de España ha respondido poniéndose de perfil para evitar una “escalada diplomática”, vendiendo a los melillenses, ya que Marruecos ha roto “sin justificación alguna” el statu quo del que se ha venido aprovechando desde los años 60, algo que, al menos, debería haber suscitado una protesta diplomática inmediata por parte del Gobierno.
Con la medida marroquí, los importadores de Marruecos pierden la opción de manejar sus embarques por un puerto “europeo” con mejores medios que el marroquí, con más líneas de portacontenedores y menos costes que su competidor.
En respuesta a la decisión de Marruecos, tal vez España debería reconsiderar el enorme gasto que emplea en facilitar la OPE, algo que en Melilla tiene consecuencias molestas para los melillenses y que genera una rentabilidad mínima. Así mismo, algunos empresarios proponen que el Gobierno también reconsidere el esfuerzo de mantener abierta 24 horas la aduana de Algeciras, el coste de los servicios sanitarios gratuitos ofrecidos a los marroquíes en detrimento de la atención a los melillenses o la política de acogimiento de menores no acompañados.
España tiene herramientas de presión, otra cosa es que en el Gobierno haya un miedo poco comprensible a ejercer nuestro papel como “país fuerte” en nuestras relaciones con Marruecos que, recordemos, no deja de ser un país en vías de desarrollo que depende enormemente del apoyo europeo.

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Fernando Lamas Moreno

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