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Preocupación por el alarmante aumento de roturas de lunas de vehículos en Melilla, muchas veces para no llevarse ningún botín

Se han producido casos en los que han fracturado hasta dos lunas en un mismo vehículo e incluso la fractura de un espejo retrovisor para no coger nada del coche. Es decir, hacer daño por hacer daño. En estas últimas fechas se ha registrado un alarmante aumento de rotura de lunas de vehículos en las vías públicas de Melilla, en distintas zonas de la ciudad, en la inmensa mayoría de las ocasiones para no llevarse nada, porque nada había para llevarse. Sin embargo el daño fue enorme porque se han producido casos en los que han fracturado hasta dos lunas en un mismo vehículo e incluso la fractura de un espejo retrovisor para no coger nada del coche. Es decir, hacer daño por hacer daño. Este último episodio se produjo en el camino que conduce desde el edificio de Logüeno al Centro de Acogida de Menores del Fuerte de La Purísima.

Se trata de pequeños delitos pero no dejan de llamar la atención por su proliferación y sobre todo por las molestias que causan, además del cabreo monumental que originan en los afectados, que se ven obligados a tener que desprenderse de su medio de automoción para la correspondiente reparación. En la mayoría de las ocasiones el seguro del vehículo se hace cargo del arreglo de las lunas pero no ocurre lo mismo con otros desperfectos como las fracturas de espejos retrovisores, ralladuras y abolladuras que se ocasionan a veces, por el mero hecho de, como decíamos al principio, “hacer daño por hacer daño” porque los botines que se llevan los causantes muchas veces se limitan a unas gafas graduadas de repuesto o, en el caso de los olvidadizos o despreocupados, algún que otro objeto de valor.

No se sabe quién o quiénes están actuando de esta manera tan dañina. Los que han sufrido estos hechos tienen sus sospechas pero ninguna prueba por lo tanto no se puede acusar a nadie, ni a nivel personal ni a nivel colectivo, porque por muchas sospechas que se puedan tener, hasta tener una certeza de quién o quiénes pueden estar detrás de estos hechos que tanto mal están haciendo a la seguridad en nuestra ciudad, no se puede señalar nadie.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado tienen ante sí el reto de hacer frente a unos hechos difíciles muchas veces de detectar dado que la rotura de una luna o el arranque de un espejo retrovisor requiere de muy poco tiempo para su realización y por tanto pillar infraganti al autor o autores es complicado. Pero se deben redoblar los esfuerzos, porque lo que viene ocurriendo últimamente no es normal.

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