Dos cuestiones traemos a este Editorial que no deben repetirse más. Por un lado las avalanchas masivas y la imposibilidad de la Guardia Civil de contenerlas al ser despojadas de las herramientas con las que las hacían frente y por otro las graves filtraciones que se han producido en la llamada "Operación Ópera", en la que un perfil falso ha contado con información privilegiada sobre todos los pasos que iba a dar el Juzgado de Instrucción número 4 y la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil desde hacía semanas.
Sobre la primera cuestión, la Dirección General de la Guardia Civil o quien haya tomado la decisión debe revocar de inmediato la orden de prohibir el uso de las pelotas de goma para hacer frente a las avalanchas, "invasiones" como acertadamente definió ayer el vicepresidente primero Miguel Marín, y es que de lo contrario, será imposible frenar los saltos multitudinarios. Ello conllevaría un efecto llamada que ya se ha empezado a producir esta semana, con la entrada de 150 subsaharianos el lunes y 214 el viernes, que están poniendo al límite las posibilidades del CETI y de Melilla.
Por otro lado, las autoridades judiciales deben poner coto a esa grave fuga de información que se está produciendo con la operación por la que el miércoles se registraron siete consejerías y varias empresas colaboradoras de la Ciudad.
Es grave que se estén facilitando datos que se supone confidenciales y que sólo deberían conocer la jueza que lleva el caso, en este caso la titular del Juzgado de Instrucción número 4 María José Alcázar y los agentes de que dirigen la investigación. El agujero informativo que está sufriendo esta intervención es especialmente peligroso porque está sirviendo para que individuos/as que se esconden bajo el anonimato estén injuriando y calumniando a personas que son inocentes mientras no se demuestre lo contrario, y además lo hacen de forma vil y cobarde, parapetados en perfiles falsos con los que atacar al rival político para buscar un rédito electoral que, por este camino, no van a lograr.
