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Cargar pilas

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Lo cierto es que la Semana Santa no se caracteriza por ser una de las etapas más florecientes desde el punto de vista económico para la ciudad, ya que la balanza entre los que salen y entran es deficitaria para Melilla y con más motivo este año en el que se empiezan a notar ciertos atisbos de recuperación.

La Semana Santa, también denominada de pasión en los circuitos religiosos, es para los medios de comunicación un período de ayuno o abstinencia informativa. Los asuntos políticos, económicos e incluso hasta los culturales o sociales experimentan un receso que obliga a los profesionales del sector a indagar en fuentes noticiables poco habituales, para poder compensar la ausencia de temas relacionados con los ámbitos tradicionales.

En Melilla, además, la sequía incide con mayor evidencia. La población se reduce de forma ostensible debido al éxodo que se detecta en cada período vacacional semanosantero. Durante el estío, el desplazamiento por vacaciones de los melillenses se reparte a lo largo de tres meses, mientras que ahora se concentra en algo más de una semana para toda la ciudad. De ahí, la importancia de que las comunicaciones no sufran alteraciones significativas como las del pasado viernes 11 que, por causas meteorológicas y, en concreto, por ausencia de visibilidad, se produjeron trece cancelaciones de vuelos con destino o procedentes de diferentes capitales peninsulares y un desvío hacia Málaga. Una circunstancia que en una gran capital no alcanzaría ni la consideración de anecdótica, pero que una ciudad de trece kilómetros cuadrados y menos de 100.000 habitantes supuso un importante contratiempo para cientos de familias justo en la jornada en que se producía la primera avalancha de salida con motivo de las vacaciones de Semana Santa. Hoy se inicia la segunda diáspora para aquellos que por otras consideraciones tan sólo pueden disfrutar de un fin de semana largo en algún lugar no muy lejano.

Y a pesar de que este año el desplazamiento se está produciendo de manera escalonada, porque el colectivo de los docentes pudo salir de forma masiva el viernes día 4 al disponer de una semana más que el resto de profesionales, funcionarios y demás trabajadores que se concentraron en las instalaciones portuarias y del aeropuerto el pasado fin de semana, para dar paso a los que arrancan hoy sus días de descanso.

Lo cierto es que la Semana Santa no se caracteriza por ser una de las etapas más florecientes desde el punto de vista económico para la ciudad, ya que la balanza entre los que salen y entran es deficitaria para Melilla y con más motivo este año. Al parecer, el mensaje gubernamental de que la economía española empieza a dar, aunque sean débiles, signos de recuperación está calando en la ciudadanía. De hecho, ayer el presidente de la Asociación de Agencias de Viajes de la ciudad, Ildefonso Menéndez, denotaba un incremento comparativo con respecto al mismo período de 2013, en el número de viajeros melillenses. Especialmente se han decantado por Marruecos aunque también se ha producido una considerable demanda, como suele ser normal, por la Costa del Sol y otras zonas cercanas, aunque también se empieza a evidenciar un leve aumento en la demanda hacia el extranjero.

La salida masiva de melillense que optan por relajar la tensión y las preocupaciones del día a día junto a sus familiares o amigos, tiene su repercusión en el sector de la hostelería local, aunque no afecte a todos por igual. Son los bares y cafeterías los que menos notan la ausencia de clientes estos días, aunque observan que cambia un poco el perfil de la clientela. De hecho, aquellos que durante el año son poco dados a salir compensan el no poder viajar con el disfrute de lo que normalmente no hacen el resto del año en su ciudad como es aprovechar la buena climatología y el tiempo libre que les proporcionan las vacaciones para dejarse llevar por el tradicional “tapeo” melillense y por los desayunos relajados y sin agobio de tiempo. Quizás la disminución de clientes se produzca en mayor medida en los restaurantes ya que por lo general aquellos que disfrutan de una capacidad económica más elevada son los que se pueden permitir también viajar más. En definitiva, unos días de asueto que todos, con independencia de su poder adquisitivo, debemos aprovechar para cargar pilas y encarar con el mejor ánimo posible la delicada situación por la que atravesamos. Y a los que se quedan en la ciudad trasladar una petición de los cientos de ciudadanos que trabajan a lo largo de todo el año con ilusión y desinterés por perpetuar la Semana Santa melillense: ¡respaldar con vuestra presencia los pasos procesionales en sus estaciones de penitencia!.

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