Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

El rincón de Aranda

“El latín nos explica por qué cualquiera puede ser ministro, pero no maestro”

melillahoy.cibeles.net fotos 814 Juan Aranda web

Hace algunos años un amigo, que sabe de mis inquietudes por Melilla, me preguntaba cómo podía escribir, en la forma que lo hago, sobre una ciudad donde no resido desde hace varias décadas. Muy fácil, le contesté: los vínculos de esa ciudad me producen un magnetismo, por unos motivos tan fuertes, como entrañables, ya que los que me dieron la vida se encuentran descansando en el Cementerio de la Purísima,… …, cementerio donde también están enterrados muchos de los Héroes caídos en sus murallas defendiendo la ciudad; pero lo que a mí más me impone, son los que cayeron en las campañas habidas en los campos del Rif, como los mártires fusilados por los golpistas, en la Guerra Civil. Yo, que tengo el sano entretenimiento de escuchar la radio, ver la televisión, y leer los periódicos, en éste que están leyendo, suelo disfrutar de una sección donde se rememoran hechos que ocurrieron hace décadas; y un compañero de la “Posta”, que por cierto, lo hace muy bien, saca a menudo vivencias y recuerdos, que me hacen sonreír de nostalgia. Otros lo expresan con extrañeza y mucha curiosidad, más bien con una demagogia desmesurada. Le dije a mi amigo que la ciudad donde nací es una de las más bonita que existe en todo el territorio nacional; porque si Barcelona tenía esos hermosos edificios modernistas, con su gran “Manzana de Oro”, en el Ensanche Melilla, más modestita, poseía el “Triángulo” del mismo metal, con el vértice principal en la Plaza de España.

Según el profesor Muñoz Alonso, Rector de la Universidad Complutense, en cierta ocasión el que fuera Ministro de Trabajo, José Solis Ruiz, llamado “La sonrisa del Régimen”, natural de Cabra, (Córdoba), le discutía para qué servía el latín, si era una lengua que solo la usaba la Iglesia, y en las misas; entonces el profesor le contestó: “Por de pronto, señor ministro, para que a su señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense, y no otra cosa”. Solamente por curiosidad: a mí me encantaría saber cual es el gentilicio de un pueblecito de la Coruña, que se llama Follanza; o los de La Polla, en Oviedo, y también el de Ávila, con el mismo nombre. Dice Carlos Fisas que si nos servimos de la etimología, y el latín, cualquiera puede ser ministro pero no maestro. El término maestro deriva de “magister” y este, a su vez, del adjetivo “magis”, que significa “poner las capacidades y competencias en favor de los demás”. El “magister” lo podríamos definir como el que destaca o está por encima del resto, por sus conocimientos y habilidades. Por ejemplo, el “magister equitum”, era un jefe de la caballería, en la Antigua Roma; o “magister militum”, que era el jefe militar. El término ministro deriva de “minister” y este, a su vez, del adjetivo “minus” que significa menos, o menos. El “minister” era el sirviente o el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos. Por tanto, queda demostrado que para ser ministro no hacía falta ser…nada; o sea: de ojaneta. Pues ahora, si dejamos a un ministro, y trincamos un concejal, que no de la antigua Mesta, sino de cualquier ciudad, o pueblo de esta España de nuestras entretelas; no sé a ustedes, pero a mí me parece que es un ser que no está creado en nuestras vidas, ni mucho menos, pero está insertado en ellas sin que nadie le haya llamado, que es lo que más te jode, y encima nos las administra, así por toda la jeró, y sin darte ninguna explicación, y ¡cobrando!; ahí, con dos cojones. Por ejemplo: como modesto mangangá, o vulgar mosca cojonera que soy, cada dos por tres le pregunto al concejal, o concejala, por qué el nombre de Napoleón, sigue figurando en nuestro callejero; y no me dice ni mú, o ni ná ni ná, como solemos decir por estos lares. Si alguien lo bautizara con el sobrenombre de “El Empecinado”, no se equivocaría mucho, que digamos. Pero como se suele decir: mientras hay vida hay esperanzas, y puede que este edil, o “edila”, algún día tenga que picar billete, y abandonar la poltrona, y el que lo sustituya caiga en la cuenta de que esa no es la forma correcta de comportarse con un ciudadano inquieto por la Cultura de la ciudad. Cultura en mayúscula, porque es donde pertenece esa Consejería.

P/D Lo del Latín es: Memoria de la Historia, de Carlos Fisas; y lo de Napoleón, y recuerdos de Melilla, son de un servidor de ustedes.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€