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Cuatro de los subsaharianos habían sido trasladados ayer de madrugada a Melilla en un helicóptero militar para determinar con pruebas forenses si eran menores como habían asegurado a la Policía

El Gobierno entrega a Marruecos a los siete inmigrantes de las Chafarinas y quiere evitar así entradas por las islas

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Los siete inmigrantes que llegaron el martes de madrugada a las islas Chafarinas fueron entregados ayer a Marruecos. El Gobierno español procedió a su devolución en dos tantas, una por la mañana y otra por la tarde, para dar por cerrada una hipotética nueva vía de entrada irregular de inmigrantes hacia Europa a través de las islas y peñones de soberanía española que hay repartidos por el norte de África. Según la Delegación del Gobierno, esta devolución se hizo dentro de la legalidad vigente y en el marco de la cooperación entre España y Marruecos. Entre los siete inmigrantes que fueron devueltos a Marruecos había cuatro que decían ser menores de edad, lo que obligó al Gobierno a enviar a Chafarinas un helicóptero militar para recogerlos y traerlos a Melilla. La aeronave salió de nuestra ciudad ayer de madrugada, y en ella iban agentes de la Policía, la Guardia Civil, un intérprete y un abogado, según pudo saber este Diario. El objetivo era comprobar si los supuestos menores realmente tenían menos de 18 años como aseguraban, practicándoles en el hospital las pruebas oseométricas por las cuales los huesos revelan la edad exacta. El resultado desmintió la versión de los inmigrantes, que salieron de Melilla en torno a las dos de la tarde para ser entregados a las autoridades marroquíes.

Horas antes, por la mañana, el Gobierno ya había hecho lo propio con los tres subsaharianos que se habían quedado en la isla del Congreso, adonde los inmigrantes habían llegado la madrugada anterior a bordo de una embarcación neumática equipada con un motor de 15 caballos. Los inmigrantes se encargaron de provocar el naufragio de la lancha rajándola, según informó la Delegación del Gobierno en un comunicado de prensa que emitió una vez que Marruecos se hizo cargo de los siete inmigrantes.

La institución también aseguró que los subsaharianos estaban cobijados en una caseta que habitualmente utilizan los biólogos que hacen estudios científicos en Chafarinas. Los inmigrantes se encontraban “en perfecto estado de salud”, tal y como comprobó la guarnición militar desplegada en Chafarinas, que además de ofrecerles comida, alimentos y mantas les hizo un chequeo médico para ver si había heridos o enfermos en la expedición que había llegado en patera.

La Delegación del Gobierno fue especialmente crítica con los cuatro supuestos menores, a los que acusó de aportar datos falsos a la Policía “con el fin de forzar su entrada en España”. En el comunicado de prensa, el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, insistió en la necesidad de replantear la consideración que se otorga “a quienes llegan violentando las fronteras utilizando la fuerza o prestándose a situaciones de chantaje que favorecen el negocio de quienes trafican con seres humanos”.

Actuar con responsabilidad
El Barkani justificó la decisión del Gobierno de devolver a los inmigrantes porque “es evidente que no podemos permitir la apertura de nuevas vías de acceso de la inmigración irregular”.

Para la Delegación del Gobierno, con esta devolución “se frenan una vez más los intentos reiterados por las mafias que trafican con seres humanos de abrir nuevas vías de acceso de inmigrantes irregulares a territorio europeo”. “Hay que tener en cuenta que hablamos de territorios muy próximos a la costa de un tercer país, que no pueden convertirse en un puente aéreo de acceso ilegal a Melilla o a la Península, al servicio de las mafias que negocian con seres humanos”, aseveró El Barkani.

Asimismo, el delegado del Gobierno insistió en que ante estas situaciones tan delicadas, “debemos actuar con total responsabilidad”. “Y cuando digo todos me refiero a España, Marruecos y la Unión Europea”, especificó antes de apuntar que “no es posible admitir, por la vía del chantaje o de la presión, una entrada indiscriminada de inmigrantes irregulares abiertamente manejados por mafias sin escrúpulos que se lucran con la vida de los mismos inmigrantes”. Todo ello a costa de “situaciones claramente provocadas y peligrosas”, como la del caso de Chafarinas, que abunda en “el drama de la inmigración irregular y de las numerosas consecuencias negativas que comporta”.

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Redacción

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