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El fútbol, el antídoto contra la tristeza en el CETI de Melilla

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El fútbol es el antídoto contra la tristeza en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla, que tiene su propio equipo desde hace algunos años. Lo integran jóvenes inmigrantes para los que dar patadas al balón y marcar goles se ha convertido en una ilusión y una necesidad. No en vano, el deporte rey es para ellos la mejor terapia a la hora de afrontar tantos días vacíos en los que su situación irregular no les permite hacer nada, salvo esperar a que la burocracia siga su curso en la tramitación de sus expedientes de expulsión o de petición de asilo. Esta circunstancia, unida a la fuerte subida de las entradas clandestinas en Melilla por la mayor presión migratoria, han hecho que la plantilla del CETI CF haya ido en aumento hasta el punto de abrir una escuela de fútbol para aquellos que no tienen de momento hueco en el equipo pero que aún así quieren evadir su cabeza buscando el gol. Más de 60 inmigrantes acuden a cada entrenamiento de la escuela con lo puesto, porque no tienen dinero para comprarse unas botas o ropa deportiva. Algunos incluso se presentan en el campo con las chanclas que les facilitan en el kit de bienvenida del CETI, que es el calzado que llevan muchos de los inmigrantes haga frío o calor.

Por eso la plataforma de Internet Change.org lleva varias semanas recogiendo firmas para pedir que los tres grandes equipos de fútbol españoles, el Real Madrid, el F.C. Barcelona y el Atlético de Madrid, donen botas y otros elementos del equipamiento básico para los jugadores del CETI CF. De momento llevan más de 4.700 firmas, pero son insuficientes para llegar al objetivo inicialmente marcado.

Curiosamente, esta campaña no ha empezado en Melilla, sino que ha partido de un fotoperiodista de manera particular. Oriol Nadal pide las firmas alegando que el fútbol es la manera que los inmigrantes tienen de socializar y de huir de la realidad que viven. Bajo el hashtag #YoSoydelCETI ha conseguido ya atraer el foco hacia el equipo que conforman los sin papeles que viven en la ciudad autónoma, a los que entrena con orgullo y dedicación Manolo Agulló.

Este militar en reserva aceptó hace tres años la propuesta que un amigo le hizo para llevar las riendas del CETI CF, una tarea que le costó trabajo aceptar porque estaba ya cansado de la competición. Ahora está encantado pero no por entrenar al equipo en sí, sino por la labor que está haciendo al frente de la escuela de fútbol, de la que es el artífice. Gracias a él, el campo de fútbol de la Cañada se llena de inmigrantes tres veces en semana y no solo en el césped. También en las gradas, donde sus compatriotas forman una afición también creciente, a la que se ve cada vez más en los partidos del Melilla tanto en fútbol como en baloncesto, a los que son invitados por el calor que transmiten y la integración que supone el deporte con el resto de la sociedad melillense.
"En esas dos o tres horas que hacen deporte no piensan en lo mal que lo están pasando. El día que están conmigo en el campo, sus problemas los tienen olvidados", asegura Agulló. Esta teoría la confirman algunos de los trabajadores del CETI, que han notado cómo los inmigrantes que juegan al fútbol llegan "desfogados" al centro tras soltar adrenalina en el césped. La convivencia es más llevadera en los días que hay cita en el campo de la Cañada, porque el deporte rey actúa como válvula de escape en un centro colapsado que está al cuádruple de su capacidad máxima.

Problemas de serie
Manolo Agulló presume del equipo tan competitivo que entrena a pesar de las dificultades que trae de serie. Para empezar, la barrera del idioma también está presente en los entrenamientos y partidos del CETI CF, formado por personas de numerosos países y culturas diferentes. Pero lo más complejo es, sobre todo, la continua salida de jugadores por sus traslados a la península, que obliga a buscar sustitutos para los diferentes puestos prácticamente cada semana.

Nunca le faltan candidatos porque con la escuela de fútbol hay jugadores de sobra. Al cabo de la temporada, Agulló tramita entre 35 y 40 fichas federativas para su equipo, que ahora está a mitad de la tabla y se hace respetar sobre el campo. "El que nos gana, lo hace por la mínima y sudando mucho", asegura el entrenador, que ve con muy buenos ojos la campaña de recogida de firmas para pedir a los grandes equipos nacionales que envíen material deportivo a sus muchachos.
Él mismo ya intentó llevar a cabo una iniciativa similar hace tiempo, echando mano de amigos y contactos que ha ido haciendo en el mundo del fútbol para que mandaran a Melilla lo que pudieran, aunque fuera material usado que esté en buenas condiciones. En su opinión, la petición que se hace al Barça, el Real Madrid y el Atlético de Madrid es justa, teniendo en cuenta que esta donación no supone apenas un esfuerzo para estos grandes clubes. Además, recuerda que en esas plantillas también saben lo que es la interculturalidad que se vive y respira en el CETI CF.

No son pocos los equipos de élite que fichan a jugadores de procedencia extranjera, como todos los que integran el equipo de Manolo Agulló, donde también hay alguna que otra estrella que deslumbra cada vez que salta al campo.

La falta de material deportivo para los inmigrantes y la campaña de recogida de firmas ha llegado hasta el Congreso de los Diputados. Izquierda Unida ha presentado una proposición no de Ley para instar al Gobierno a que dote al CETI de los recursos suficientes para la práctica deportiva para sus internos. La iniciativa, que ya ha sido registrada, será debatida dentro de unos días en la Comisión de Educación y Deporte de la Cámara Baja, donde IU defenderá que es la Administración Pública de la que depende el CETI la que debe suministrar a sus internos el material deportivo que se está reclamando a los grandes clubes españoles con firmas ciudadanas.

Pese a todo, la formación ve interesante esta iniciativa, ya que el fútbol "actúa como un mecanismo de integración y ayuda para las personas" acogidas en el CETI, donde todas tienen en común su "futuro incierto".

Lo cierto es que el CETI proporciona a lo largo del año las equipaciones para el equipo, pero éstas sólo llegan a los jugadores de la plantilla y no a los de la escuela porque los recursos son limitados. Por eso todos confían en que la recogida de firmas sirva para paliar esta triste realidad, que ha llevado a Agulló a poner dinero de su bolsillo para comprar botas a los inmigrantes que más destacan en los entrenamientos.
Él no pierde la esperanza de que pueda salir bien, como tampoco la pierden sus jugadores de terminar alcanzando una vida mejor mientras intentan marcarle un gol a la incertidumbre.

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Redacción

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