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De actualidad

Todo vuelve a su lugar

Ha sido un paréntesis en medio de lo de siempre. Una Semana Santa con buen tiempo en toda España. Las ciudades vivas, la gente en la calle, los hoteles con un alto grado de ocupación, los restaurantes, llenos. Las procesiones han podido salir casi sin problemas y han tenido más gente que nunca.

Muchos millones de ciudadanos han disfrutado de vacaciones, aunque otros muchos siguen con el agua al cuello. Los políticos han desaparecido de los telediarios -bueno, tal vez es que yo no he visto los telediarios- y no han hablado de Cataluña ni de los escándalos de corrupción en Andalucía ni de Bárcenas. (En Italia añoran los tiempos de Gobiernos "en funciones" cuando los políticos no son capaces de formar uno de verdad, porque en ese tiempo no estropean nada, simplemente están…). Pero siento desilusionarles, este lunes vuelve "la normalidad".

Los políticos volverán a lo suyo, al debate estéril. No porque el debate lo sea, que no lo es, sino porque son incapaces de buscar acuerdos, de encontrar puntos donde coincidir. Ahora va a ser peor durante unas semanas porque entramos casi en campaña electoral y en lugar de hablar de Europa y de lo importante que es tener una voz fuerte donde se van a tomar decisiones trascendentales para nosotros, vamos a seguir hablando de lo mismo. De lo que no interesa a los ciudadanos.

Francia, el nuevo primer ministro francés, acaba de sacrificar el gasto social, congelando las pensiones y los sueldos de los funcionarios y recortando con dureza el sistema de protección social y la sanidad. No parece que sea socialista sino una reencarnación de Rajoy y, lo mismo que aquí, no parece que tengan una sola idea positiva para salir de la crisis que no sea apretar más a los mismos. Es cierto que lo que ha hecho hasta ahora Hollande es un desastre y Manuel Valls -que también pretende reducir a la mitad las regiones francesas- es la última oportunidad para la izquierda. Pero podía tener alguna idea novedosa.

Aquí, mientras, seguimos destapando escándalos con los fondos para la formación en Andalucía, hablando de la secesión imposible de Cataluña, y los sindicatos siguen dando la imagen que menos les conviene. Ahora reclaman por vía judicial su sitio en el reparto de fondos del IRPF, como lo tienen la Iglesia Católica y las ONG. Yo estaría encantado de que en la declaración del IRPF hubiera una nueva casilla para los sindicatos y para los partidos políticos y que la voluntad libremente expresada por los ciudadanos fuera la principal, por no decir la única, subvención pública de unos y de otros. Pero me temo que no tienen propósito de enmienda y lo que pretenden sino meter la mano, también, en el reparto de los fondos sociales y quitar parte a las ONGs y, tal vez, a la Iglesia Católica. Al fin y al cabo los sindicatos también deben ser hijos de Dios.

Lo dicho, volvemos a la normalidad. Que no nos pase nada.

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