Hay que apoyar los avances que, aunque aún tímidos, se están produciendo bajo el mandato del Papa Francisco, todo un revolucionario cuyas primeras medidas han inyectado grandes dosis de esperanza sobre el futuro de la Iglesia católica Algo no cuadra. Tanto la Asociación de Agencias de Viajes de Melilla a través de su presidente, Ildefonso Menéndez, como la propia ocupación de los medios de transporte aéreos y marítimos durante la Semana Santa, apuntan que el número de residentes en Melilla que se ha desplazado a otros lugares peninsulares y marroquíes para disfrutar de los días de asueto, ha aumentado con respecto al mismo período de tiempo de años anteriores. Pero, también la Asociación de Cofradías a través de su máximo responsable en la ciudad, Gregorio Castillo, señalaba ayer en este mismo Diario que la de 2014 ha sido “una de las mejores Semanas Santas de Melilla de los últimos años”.
Una situación, por tanto, que no termina de entenderse a no ser que se eche mano de otros elementos que ayuden a comprender la contradicción de que a pesar de haber disminuido, al parecer, la población melillense durante la etapa vacacional, sin embargo el público que ha acompañado las salidas procesionales de las distintas cofradías ha experimentado un cierto incremento hasta el punto de que los amantes de la Semana Santa decían el pasado miércoles que ni el fútbol había podido con los pasos procesionales. Y es que las predicciones iniciales auguraban que la coincidencia horaria del partido del miércoles en el que se dirimía la final de la Copa del Rey y además entre los dos grandes del “deporte rey” de nuestro país como son el Real Madrid y el Barcelona, podría provocar incluso el que no pudieran salir los tronos procesionales del día por falta de portadores. “Era una preocupación razonable, pero al final el Nazareno, -dijo Castillo-, salió con sus varales repletos y la cuadrilla de la Virgen de las Lágrimas también y fue una procesión muy bonita”.
Donde está por tanto la clave de la aparente contradicción. Pues se puede cimentar en dos pilares que han confluido positivamente. De un lado, una climatología espléndida que, en estos casos suele ser determinante para los resultados finales. Y de otro el cambio de actitud que, según parece, se está produciendo entre la juventud melillense.
Sin duda, para Gregorio Castillo, el éxito de esta edición semanosantera se sustenta en que cada vez es mayor el número de jóvenes que se acercan a las cofradías al ver que “no son algo cerrado sino que se les deja participar”, lo que ha hecho que este año se haya sumado gente muy joven a las filas de los portadores y con el componente añadido de la importante implicación de las chicas. No hace mucho tiempo en la Cofradía del Cautivo se convocó un cabildo extraordinario para que las mujeres pudieran participar como costaleras y afortunadamente hoy día chicos y chicas participan por igual en las cofradías sacando adelante a sus titulares como portadores.
Seguir en esa línea es lo que se debe hacer y no sólo en el período semanosantero o en el resto de actividades o manifestaciones cristianas complementarias, sino en el seno de la propia Iglesia donde todavía queda mucho por reformar para eliminar tradicionales tabúes, en ocasiones, fuertes bunkers en unos tiempos donde las diferencias por sexo o tendencias sexuales o la transparencia económica de la Iglesia deberían estar más que superados. En este terreno no es fácil lograr cambios drásticos, debido a unos intereses de diverso tipo, a veces, instaurados entre la propia Curia, pero hay que apoyar los avances que, aunque aún tímidos, se están produciendo bajo el mandato del Papa Francisco, todo un revolucionario cuyas primeras medidas han inyectado grandes dosis de esperanza sobre el futuro de la Iglesia católica.
