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Atril ciudadano

Sociedad y productividad

Con todas las personas con quienes he hablado sobre la crisis que está atravesando nuestro país, el tema principal que ha salido a la palestra siempre ha sido el globo inmobiliario y los intereses bancarios. De hecho, hasta hace pocos días, si hubiera tenido que dar una opinión sobre el tema, las citadas causas habrían sido mis únicos argumentos. Sin embargo, hace tres días, un amigo me comentó que cuando fue a cambiar divisas a un establecimiento legalizado para tal fin, se encontró con cuatro chicos propietarios de quads, cuyas edades no superarían los veinte años, e iban a Marruecos a pasar las vacaciones de Semana Santa y cambiaron para tal fin, cantidades de dinero de euros a dírhams que oscilaban entre los cuatro y cinco mil euros respectivamente. Pensándolo bien, no encuentro nada malo en ello, mas por otro lado, creo que con esta mentalidad ciudadana, por mucho que bajen los intereses bancarios y los impuestos será muy difícil salir de una crisis, y de salir, sería muy fácil caer en otra dentro de pocos años.

Yo pienso que si en vez de pensar en nosotros mismos de esa forma, pensáramos en disfrutar de las cosas sencillas que la vida nos ofrece, no solo no saldríamos de la crisis en un corto periodo de tiempo, sino que sería casi imposible caer en otra. Esta sociedad, por muchas imperfecciones que tenga a nivel económico, creo que nos brinda la oportunidad de crear el mundo que queremos hacer. Yo sé, y es normal, que todos pensamos en nuestra seguridad económica. Los depósitos bancarios, ahora a pequeño interés son una garantía de que no perdamos dinero con el paso del tiempo, pero de nada sirven esos depósitos si el capital líquido de un país revierte en unos intereses superiores de los que la ciudadanía recibe.

Es decir, si tengo un depósito bancario que me da un 1’5% de interés anual y después un vecino pide un préstamo personal y debe de pagar entre un siete o un nueve por ciento de interés, el país sigue generando crisis y el ciudadano en su amplitud seguirá perdiendo dinero a la larga. Creo que la economía de un país debe de ser participativa. Si en vez de depositar el dinero, la mayor parte de nuestro capital lo invertimos en acciones de empresas nacionales productivas, precisamente en aquéllas en las que creemos beneficiosas para nuestra sociedad y para nuestro desarrollo laboral, en no mucho tiempo el país se enriquecerá, el desempleo irá desapareciendo paulatinamente y lo que también es muy importante: el español se sentirá empresario y partícipe de la economía y el destino de su país. Si ésta fuera una mentalidad constante, nuestras empresas serían fuertes, seguras y solventes, y lo serían siempre porque siempre habrá una sociedad, la suya, que las resguarda.

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