Desde mediados de junio, solo 20 inmigrantes de los más de 2.500 que han intentado entrar a Melilla han conseguido sobrepasar todos los obstáculos de la frontera, el último de ellos la malla antitrepa, colocada en la zona superior de las dos vallas del perímetro desde una altura de dos metros hacia arriba. Esta veintena de entradas irregulares representa apenas el 0,86% del total de intentos, un dato que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, destacó ayer para dejar patente la efectividad de este elemento pasivo de seguridad ante la gran presión migratoria que sufre Melilla desde hace meses.
“Las mafias saben de esta nueva infraestructura, se están preparando con nuevos instrumentos”, afirmó Fernández Díaz, que mostró otra señal más de cautela en su intervención ante la prensa en Melilla al afirmar que los refuerzos de antidisturbios desplegados desde hace casi dos meses en Melilla no volverán a sus bases hasta que la presión migratoria “no decaiga”. Ese refuerzo, insistió, “es necesario” como “fruto de la presión”.
El debate de la concertina, desfasado
Por otra parte, Fernández Díaz no dudó de que las obras que está haciendo el país vecino en su territorio “van a ser muy eficaces para reforzar los perímetros” y conseguir que a España se entre de manera ordenada y legal para evitar que Melilla siga sufriendo un “foco de conflictos y problemas para todos”.
Se refería de este modo a la valla que Marruecos construye a pocos metros de la de Melilla, forrada con alambre de cuchillas, lo que ha despertado las críticas de las ONG. En este sentido, el ministro consideró que el debate de la concertina, que tanto dio que hablar, ya no está de actualidad.
Por último, avanzó que seguirán los traslados de grupos de inmigrantes acogidos en el CETI, cuya media semanal es de 150 a 200.
