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Imbroda advierte del riesgo para la estabilidad de Melilla si no se actúa ante la presión en la valla

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El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, ha opinado hoy que “la verdadera dimensión del problema” de la inmigración clandestina que sufre Melilla no es el número de personas que consiguen entrar de manera irregular a territorio nacional, sino los que lo intentan y el debate de si han entrado o no con solo tocar la valla. Si no se toman medidas frente a la presión migratoria, “serán muchos más los que pondrían en duda nuestro propio ser o existencia como ciudad europea en el Norte de África”, subrayó. “Hay que tener las ideas muy claras de lo que es pisar o no pisar suelo español”, destacó Imbroda durante su intervención en una ponencia en los Cursos Internacionales de Verano 'Ciudad de Melilla', que esta semana abordan la casuística de los “Extranjeros privados de libertad”.

El presidente melillense explicó que en los últimos siete años han entrado a la ciudad unos 14.000 inmigrantes, una cifra que “no es apreciable” para la Unión Europea, habida cuenta que hay otros puntos del continente donde las entradas irregulares son más numerosas, como ocurre en el caso de Lampedusa (Italia).

Sin embargo, son “decenas y decenas de miles de personas las que han intentado entrar” en Melilla a lo largo de los últimos años, “y se ha visto casi en directo” a través de los medios de comunicación, visibilizando “el impacto dramático del intento de entrada en Melilla por personas desesperadas”,
“Ahí es cuando se han removido las conciencias, han visto el verdadero drama humano de la inmigración y se han empezado a preocupar”, agregó Imbroda, que puso sobre la mesa el debate de si se deja entrar a todos los que intentan entrar y si con tocar la valla ya se considera que han accedido a territorio nacional.
“Entonces sí se tendría un problema enorme, y es que hablaríamos de cientos de miles de personas que entran”, respondió Imbroda antes de apuntar incluso el “problema enorme” que sufriría la ciudad por el “riesgo de futuro político estable”, poniendo incluso en duda su “propio ser o existencia como ciudad europea en el Norte de África”.

Por ello, destacó el deber de las autoridades de defender la inviolabilidad de la frontera apoyando a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a las instituciones, y también modificando la ley de Extranjería para que dé respuesta a la situación que están viviendo las dos ciudades autónomas, dado que esa normativa es del año 2000 y “pensada para Barajas”.

Dejó claro que los rechazos en frontera no son por ir en contra de los inmigrantes, cuya situación se comprende desde Melilla “y además hay que ayudarle”, pero es necesario “parar las avalanchas verdaderas que están detrás” porque si no se hiciera “vendrían cientos de miles de personas” a la ciudad.

Al hilo, negó que “cualquier ONG tenga más sensibilidad” que las instituciones ante el problema de la inmigración, y puso como ejemplo la Ciudad Autónoma, a la que le “duele el drama humano” y lo ha demostrado respondiendo a quienes piensan que no se debe ayudar a los inmigrantes, como hace unos meses propuso Marine Le Pen. En este sentido, se preguntó por qué las ONG no se han instalado en Siria para promover los traslados en lugar de decir en la distancia que los originarios de ese país deben tener prevalencia porque huyen de una guerra.

También profundizó en la necesidad de que Europa “tire del carro” en la cooperación internacional . El presidente melillense tuvo palabras de reconocimiento para la labor de las Fuerzas de Seguridad del Estado y la ausencia de conflictos que hayan podido provocar los inmigrantes en Melilla.

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Redacción

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